miércoles, 30 de noviembre de 2011

Invisible



Anoche terminé de leer la novela de Paul Auster “Invisible” (para algunos, una de sus mejores obras). A mí me ha sorprendido bastante, y eso que yo sólo he leído dos libros más de él. Me ha dejado la misma impresión que las otras novelas. Una sensación de levedad, de alejamiento de sus personajes, de perezosa irrealidad.

“Invisible” narra el encuentro (¿casual?, ¿previsto?) de un joven y atractivo poeta, Adam Walker, con una pareja semi-bohemia que va a interferir para siempre en una vida como la suya, aparentemente intachable pero que esconde la relación incestuosa con su hermana.

La novela empieza con un relato en primera persona para después contar las relaciones incestuosas en segunda persona (para mí es la parte más penosa del libro, por su crudeza sexual: estuve a punto de abandonar la lectura). Y luego en la tercera parte surge un tercer personaje que cuenta más la vida de los que han merodeado en la historia de Adam Walker que la de él, como si hubiese desaparecido. De modo que él se va difuminando en el relato hasta quedar totalmente invisible. Los distintos puntos de vista provocan que al final podamos pensar si ese protagonista y sus hechos han existido o no. Paul Auster parece Pilatos con la pregunta sobre la  verdad: “¿Donde está la verdad? Este es el libro de lo invisible. Tal vez la verdad es invisible”.

Paul Auster es uno de lo grande escritores norteamericanos y desde luego un paradigma de este pensamiento leve y difuminado que es la posmodernidad. Al cine, que yo recuerde, se han trasladado algunas novelas suyas, incluso dirigidas por él: “La música del azar”,” Smoke” y ”Lulú in the bridge”, ”La vida secreta de Martin Frost”.

martes, 29 de noviembre de 2011

Hablar de Dios




   El hombre instruido le dijo
al almendro:
Háblame de Dios.
…Y el almendro floreció.

(Poema anónimo escrito en una inscripción en la Abadía de Sylvanès, Francia)

Un reportaje para la tele



Con motivo de esa encuesta que se ha hecho para saber quiénes son los hombres más felices de la tierra y que han resultado ser los sacerdotes, el otro día me llamaron desde Televisión Valenciana Canal 9 para ver si sabía de algún sacerdote que ellos pudieron seguir en grabación en un día de labor cotidiana sacerdotal. Les dije algunos nombres de curas muy amigos que serían un buen modelo de gente con vocación, que trabajan muy bien y que además sé que son muy felices. Pero ejercen su ministerio bastante lejos de la ciudad y los periodistas, por ese inconveniente, me propusieron que fuera yo mismo.

Así que esta tarde se han presentado y me han seguido casi materialmente en el trabajo pastoral de este día de lunes: la catequesis de Primera Comunión,  solventar en la sacristía las consultas que siempre se hacen, el Rosario y luego la celebración de la santa Misa y después atender el despacho hasta la nueve de la noche.

Es curioso esa sensación que sientes de autocomplacencia cuando se está ante una cámara (y yo estoy ya algo acostumbrado) y cómo ésta tiene una especie de erótica que atrae a cualquiera). EL programa, me han dicho los del Canal 9, se emitirá el día 12 de diciembre en un espacio que se titula “En conexión”. Veremos.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Entrañable Pepe Isbert

Entrañable Pepe Isbert
 
Hoy hace 45 años que murió al actor Pepe Isbert. Yo lo asocio al cine en blanco y negro de   mi adolescencia y mi primera juventud. Seguramente, en aquella edad no apreciaría totalmente la maestría de actor que tenía en la pantalla. Sin embargo, en aquel periodo de los años 50-60, él era un gigante de la interpretación actuando en películas sencillas, muy cercanas a la realidad de una época muy triste que teníamos que vivir los españoles bajo una dictadura ominosa.

Uno de sus primeros papeles fue el de joven anarquista que asesinaba al político Canalejas en una reconstrucción histórica que se hizo. Le sacaron verdadero rendimiento a su “vis” cómica los cineastas José María Forqué (“Atraco a las tres”) y Luis G. Berlanga. Su desternillante papel de alcalde sordo intentando dar una explicación que debía dar, tendría que ser declarada patrimonio espiritual de la humanidad.

Pero es que además, a nivel personal, perece que era un hombre aún mas  humano que los personajes que interpretaba. Como actor yo lo echo  de menos en este panorama tan ramplón que hoy tiene la comedia española.. Mi homenaje, ni reconocimiento, pues, en este blog.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Un paraiso cercano


Hace quince días estuvimos los miembros de los grupos que siguen el Itinerario Diocesano de Renovación en la pregrinacion a Santo Espiritu de Gilet. Fue una jornada de encuentro, de convivencia y de fraternidad de la que salimos todos muy satisfechos. Todos, menos yo, que sufrí las consecuencias de mi propio despiste y un descuidero me "limpió" las dos bolsa que llevaba: una con el alba, la estola y el cíngulo para concelebrar la Misa y otra, un pequeño bolso de tirantes, donde llevaba un librito, mi "e-reader" o sea, el lector de libros eléctronicos y el bocadillo de jamón con tomate que me habia preparado para la comida en común.

Cuando descubrí el hurto, estuve dando vueltas, preguntando en el convento, mirando por todos los contenedores, pero nada. Unos días después llemé a los frailes del monasterio y me dijeron que sí, que alguien los dejó detrás de la puerta del convento. Les pregunté si podian comprobar lo que contenían y me contestaron que estaba todo menos el "e.reader" (era lo más goloso). El bocadillo, me dijeron, se lo comieron los perros al día siguiente.

Ayer fui a recogerlos. Y en verdad que disfruté de una  mañana luminosa con un sol que acariciaba. Les agradecí a los padres franciscanos su servicio y luego estuve haciendo fotos y paseando un largo rato por ese rincón maravilloso quiue es el paraje de Santo Espíritu en la Sierra Calderona. Los pinos y matorrales lucian un verde brillante y lustroso despues de las abundosas lluvias pasadas. El suelo del monte estaba limpio como pocas veces después que el agua pertinaz del reciente temporal arrastrara toda la suciedad que los excursionistas y domingueros suelen dejar. El cielo lucía un azul turquesa y contrastaba con el rojo tostado de las rocas de los montes de rodeno y con el verde casi esmeralda de la pinada. Un silencio lleno de sonoridades naturales: piar de pájaros, algún ruido de ramas que chocaban, parecia sostener en alto el ámbito del convento.

Desde luego, es una verdadero privilegio ese paraje, tan cerca de la ciudad, y sobre todo, entre semana cuando apenas si hay gente. Comí en Gilet en un pequeño bar donde me ofrecieron, con un plato de carne, ¡los primeros rebollones de la temporada, cogidos en los montes aquella misma mañana! Volví a casa a mediodía, renovado.




jueves, 24 de noviembre de 2011

¡Qué felicidad es ser cura!


Vaya, parece ser que en la tele han dicho que los sacerdotes somos los hombres más felices del mundo. Eso nos faltaba, que encima nos envidien. No sé si eso es verdad o la gente se lo cree, pero según eso, los seminarios tendrían que estar a rebosar y los curas todos cantando “Gloria, gloria, aleluya…!”
Yo he de decir que como sacerdote me siento muy feliz. Miro hacia atrás (¡qué lejos, julio de 1971, cuando fui ordenado!) y contemplo todo el bien que he hecho… y le doy gracias al Señor porque es Él el que me ha inspirado.
Aun cuando tenga desmayos en mi fervor pastoral, perezas inesperadas, errores y fallos, contradicciones y dificultades, después de mis cuarenta años de cura, estoy contento y orgulloso de mi trayectoria, porque sé que a lo largo de todo este camino Él, Jesús de Nazaret, el Cristo, me ha acompañado.

Sobre esto de la encuesta sobre los hombres más felices del mundo pinchad aquí Los felices sacerdotes y veréis.