martes, 30 de agosto de 2016

Se acabó la Fiesta de la Purísima


El domingo con una solemnísima procesión, acabaron las fiestas del presente año de la parroquia de San Francisco de Asís y por extensión del barrio del Raval de Llíria. Magníficas fiestas, como siempre, atestadas de gente y en donde los actos populares se llenaron como siempre de vecinos y amigos para compartir la alegría de sentirse convocados y unidos por la devoción y el amor a la Purísima Concepción de María, cuya imagen se venera dentro del templo parroquial. Las fiestas de San Francisco se caracterizan especialmente por la asistencia masiva a los actos públicos y populares: el “pati” ha estado lleno hasta la bandera de niños, jóvenes y adultos para participar en de los diversos actos festivos: verbenas, conciertos y representaciones, toros. Aunque de vez en cuando se cometían algunos excesos que no tenían que ver con el espíritu y el talante de la fiesta (demasiados jóvenes achispados o pasados de bebida, alguna carroza que desentonaba en la cabalgata,… pienso que este es un riesgo a correr en todas las fiestas populares. Son en cierto modo, algo inevitable porque en medio de tanto entusiasmo festivo, ¿quién puede poner puertas al campo?


Creo que lo que importa, y que en sí mismo es un valor además de humano, religioso, es la convivencia, el compartir  la alegría y el encuentro fraternal que hemos tenido todos gracias a, sin duda, a esos brazos de la Virgen Purísima que nos haga he acogido. No se puede uno olvidar de felicitar por tanto a todos los que han hecho innumerables esfuerzos para que las fiestas hayan sido un éxito total: cofradía, clavarios y festeros... Con igual entusiasmo han tomado el relevo unos nuevos amantes y devotos de la Purísima: los festeros nuevos. ¡Adelante!.

La berrea del fútbol


A mí me causa estupor y desasosiego los furibundas voces y auténticos berridos que los locutores deportivos en la radio utilizan para marcar los momentos de enorme tensión, cuando algún futbolista marca un gol. No hay cosa igual y no logro acostumbrarme. En muchísimas tardes y muy especialmente las del domingo, no se puede escuchar la radio; todo son eventos futboleros, con sus gritos estentóreos de los locutores, que más parecen ciervos berreando de celo y convocando a sus hembras, que personas que deben transmitir además de emociones deportivas, un mínimo de inteligencia. (¿O es que no hay vida inteligente en el planeta del futbol?).  


Hace unos años esto no ocurría con los locutores de radio: se emocionaban y exaltaban con  medido entusiasmo  y transmitían muy bien la exaltación que sentían aquellos que seguían el partido y se sentían vencedores. No acudían a esa forma tan embrutecedora de locución. Pero aquello que eran otros tiempos, y lo que ahora parece natural, pues, hay que decirlo, no lo es. 

miércoles, 24 de agosto de 2016

Se acabaron las Olimpíadas


Se acabaron las olimpíadas. Para los que no nos gusta el deporte como espectáculo ha sido un verdadero palo con el que la televisión nos ha castigado durante casi un mes. Abrías un canal de televisión y allí tenías a los atletas y olímpicos actuando. En La2, buscando huir de lo anterior, te ponían reportajes y documentales sobre deportes, deportistas, olímpicos y esas cosas.

De todos modos, y pese a mi personal gusto, a mí se me llenaba el corazón de alegría y felicidad al ver los rostros alegres y felices de los atletas cuando alcanzaban algunos de los récords que les iban a dar el premio de la medalla olímpica. Era sin duda un mensaje de ilusionado optimismo,  de esperanza, ver a muchos hombres y mujeres, exhaustos por el inhumano esfuerzo físico y a la vez dando saltos de alegría al conseguir el premio de sus muchos sacrificios. Otra cosa era el comentario exultante de los locutores que transmitían los actos, atribuyendo a España la medalla de oro de alguna especialidad olímpica. ¿España? Ni España ha sido derrotada ni ha salido victoriosa, sino lo que ha triunfado o fracasado ha sido el esfuerzo personal de los atletas.

Es desde luego un mensaje ilusionante el que las olimpíadas nos dan sobre la denostada condición humana que tantas veces -lo estamos viviendo estos días- nos  decepciona; mientras exista esta gente que quiere ir más lejos más altos y más rápido, habra esperanza para la humanidad.


Pero hay un aspecto tal vez negativo que no hay tampoco que olvidar: la obligada confusión que puede existir al igualar la victoria y el triunfo con el poder y la felicidad. Los que no ganan ni triunfan, los que pierden y fracasan tiene un lugar en el corazón de Dios. También pueden tener en su corazón, si está lleno de de otros valores, la alegría auténtica y la verdadera felicidad. El mismo Jesús de Nazaret, lo dijo y anunció cuando nos habló de las Bienaventuranzas.

martes, 23 de agosto de 2016

Pantallas


Anoche estuve en el cine. Vi una película de furiosa acción y que pretendía tener cierto trasfondo. Era "Jason Bourne", la última película de este espía que busca encontrar su identidad. No me acabó de gustar: demasiado estrépito, demasiada furia, demasiada violencia. Es lo que toca en el cine de hoy. Así que algo aburrido contemplaba desde atrás y en la oscuridad de la sala a un grupo de unos seis adolescentes que,  mirando  la pantalla del cine, andaban a la vez manipulando sus teléfonos móviles. Hacía un extraño efecto en la sala oscura ver las pantallitas encendidas frente a la pantalla grande que recibía la proyección de la película.

Por el comentario que hizo una de las chicas y escuché, parece ser que a ellos tampoco les gustó mucho. Se quejaba de que parecía que esto no terminaba nunca. Claro, son películas que buscan al final de ellas, su continuación para continuar la saga de su protagonista. Éste,  que se escabulle finalmente de sus perseguidores y los malvados también se salvan para que en la próxima cinta continué la marcha.

Me extrañó que no les gustara puesto que era una película de esas que buscan el entretenimiento de los espectadores jóvenes. Pero tenían el teléfono móvil a mano para sus juegos y entretenimientos. Ese debe ser el hábito de muchos: ver la pantalla (del ordenador, del televisor, de la sala de cine) a la vez que se utiliza el teléfono móvil. Enganchados.

El pensador Nicholas Carr escribió en Atrapados”: “La automatización debilita el vínculo entre la herramienta y el usuario no porque los sistemas controlados por computadoras sean complejos, sino porque exigen muy poco de nosotros. Resisten cualquier implicación del operador más allá del mínimo indispensable. Desalientan el cultivo de habilidades en su uso. Así, la automatización termina teniendo un efecto anestésico.

Salgo del cine de los últimos –gusto de ver los títulos de crédito- , anestesiado por tanta acción automatizada y contemplo a esos mismos chicos ya en la acera de enfrente, todavía con los móviles en ristre. Son muy jóvenes y la escena provoca ternura. Los sigo con la mirada. No sé si estarán jugando a cazar  pokémones. Tampoco si ellos están cazando pokemones  o son los pokémones  quienes los cazan a ellos.. .


Quién juega con quién, ésa es la cuestión: la sigilosa invasión de la tecnología pone a nuestras vidas en peligro de manipulación.

viernes, 12 de agosto de 2016

Sueños



“Todos los sueños son como el humo, los vemos moverse por dentro llenos de volutas, espesándose o aclarándose. Por la mañana, abre uno los ojos y es como si se abriera de par en par una ventana. Vemos cómo la ventana los succiona y los disuelve en el aire. En el mejor de los casos, se conforma uno con el perfume que ha dejado”.


De  “Una caña que piensa - Salón de los Pasos Perdidos”.  Andrés Trapiello. Ed. Pre-Textos-narrativa. Valencia, 1998.

martes, 9 de agosto de 2016

La piedras del camino



En nuestra vida de cada día las relaciones con los demás son algo totalmente fundamentales para sentirnos bien. Son como una red en la que se sostiene todo lo que nosotros somos o podemos ser. Una urdimbre de caminos que nos conduce a los lugares donde desarrollamos nuestra personalidad. ¡Qué difícil es muchas veces mantener vivas y sanas esas relaciones! La traición de un amigo, la ofensa de quien menos te lo esperas, la injusta calumnia que a veces te sobreviene, los prejuicios con que algunos te aíslan y humillan, las críticas que pueden hacer a tu alrededor: tantas situaciones que pueden convertir tu vida de relación, tan necesaria, tan importante, en un verdadero problema y un difícil atolladero.

Y ante tal dificultosa situación, muchas veces, nuestra respuesta y reacción aún la dificulta más. Respondemos con el rencor, con la hostilidad, con el odio. No olvidar el desacato que hacen a nuestras personas, y negarse en redondo a perdonar, es la reacción más primaria y también tal vez más natural. A la piedra que han puesto en nuestro camino de relación, añadimos aún otra más grande: la de la imposibilidad de la reconciliación, de reconstrucción de la relación rota, de retorno a la situación anterior. Otras veces nuestra reacción es otra: nos deprimimos, y nos encerramos en nosotros mismos. Es otra manera de taponar y obstruir la salida hacia los demás. Todo se convierte en irreparable.

Pero no es esa la solución. Es necesario volver hacia atrás, reanudar lo que se ha roto aunque no seamos nosotros quienes hayamos provocado la situación de ruptura. Hay que perdonar, restablecer la armonía que había antes. El perdón es como esa pala y ese pico que nos puede ayudar a desbrozar y a quitar las piedras de las ofensas y las zarzas que nuestra respuesta hostil han colocado en el camino. Un camino que limpio y expedito nos llevará a la concordia, a la armonía y a la felicidad. El perdón es el principio de la felicidad.


lunes, 8 de agosto de 2016

Un cuento incompleto



Imaginaos a un monje, un hombre de Dios, influido totalmente por los valores del Evangelio. El sentido de la justicia, la tolerancia, la autenticidad, la confianza, la humildad, el diálogo, la paz del corazón y la no violencia, la humildad, la generosidad, el amor verdadero al prójimo, el espíritu de sacrificio, y muchos valores humanos más están grabadosy encarnados  en su carne y en su espíritu.

Este monje que anda paseando un día por el bosque, y se encuentra, en un claro de él, descansando sobre la hierba, a un hombre dormido profundamente y al que el enseguida reconoce como un gran asesino, un gran corrupto, un hombre que sabe que en sus manos  está el destino de muchos otros más...

Junto a él hay una pistola, que está a su alcance seguramente para protegerse. El monje piensa si ahora aprovecho la ocasión y lo asesino daré fin a la vida de este tirano malnacido, y protegeré a muchas vidas humanas futuras..
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jueves, 4 de agosto de 2016

Tres notas sobre la fiesta de la Virgen de los Ángeles en el Cabanyal. 3. Una oración a todos los ángeles de quienes ella es Señora.




¡Ariel, Miguel, Gabriel y Rafael, arcángeles, querubines y serafines, tronos, dominaciones, potestades y todos los ángeles, criaturas perfectas creadas por Dios y que estáis contemplando la belleza de la creatura aún más perfecta que vosotros, salida de las manos de Dios y llena de gracia: María, la doncella de Nazaret, vuestra Reina!

Os pido que dejéis de admirar la obra perfecta de Dios que es vuestra Reina y bajéis por un momento a esta tierra nuestra que necesita urgentemente vuestra ayuda. Defended a los débiles que son masacrados en tantas guerras inhumanas, acompañad a tantos hombres y mujeres solitarios que sólo tienen el consuelo de sus lágrimas, ayudad a tantas personas que huyen despavoridos de la crueldad del hambre y la violencia, confundid los planes siniestros de los poderosos de la tierra que buscan insaciablemente el poder y el lucro personal, desbaratad los proyectos de los políticos atentos solamente a su prestigio y a sus ideologías egoístas. Detened el brazo ejecutor de los terroristas que atentan contra la vida humana, Sembrado de gracia y de alegría está estéril tierra desolada y destruida por todos nosotros.


Y después de hacerlo, volved, volved ángeles todos, junto a vuestra Reina y Señora para mostrarle a ella con alborozo el resultado de todas vuestras intervenciones.

Tres notas sobre la fiesta de los Ángeles de El Cabañal. 2. Un sermón memorable

El acto más solemne de toda la fiesta de la Virgen de Los Ángeles fue, naturalmente, la celebración de la Misa que adornó con sus cantos la coral de Riba-roja. El templo abarrotado de fieles, el altar lleno de flores y también de sacerdotes concelebrantes. Mucho incienso, como es costumbre allí. Lo que más me sorprendió, fue el sermón que pronunció el fraile franciscano el Padre Sebastián López, de la comunidad de Santo Espíritu de Gilet. Fue un sermón como los de antes, con vibración, emoción y también como los recomienda el Papa, breve. A mí me emocionó, y me llegó al alma como creo que a todos los que lo oímos. Lo importante es que precisamente la palabra que se pronuncia en los sermones debe tocar el corazón y después llegar a la mente: o sea transformar el sentimiento religioso en acción práctica y evangélica en la vida. Por ahí iban las cosas que nos dijo el fraile predicador.

Hoy día hemos transformado los antiguos y fulgurantes sermones (que tenían también muchos fallos y defectos) en unas homilías asépticas, frías, cuando no ininteligibles. Pronunciadas sin pasión ni entonación, casi en voz baja, como son, y sin ánimo de señalar, las homilías que últimamente estoy oyendo. Las homilías se han transformado más que en propuestas y expresión de vida cristiana, en tratados de teología repetitiva o tautológica, obsesionadas con dar doctrina segura y completa y sin ningún atisbo de transgresión.  Es verdad que muchas veces la homilía depende del carisma o de las cualidades del predicador, pero sea brillante éste o no, siempre ha de intentar comunicar con los oyentes.

Después vino la procesión. Una imagen de la Virgen de Los Ángeles que sobrevivió a los destrozos de la guerra civil, pequeña pero encantadora, apareció en la plaza, saliendo del templo parroquial, sobre el carro entronada en la cima de una montaña de flores. Paseaba por las calles del Cabañal para bendecir las casas de sus vecinos, que estaban todos en la calle aplaudiéndola cuando ella pasaba. Con el corazón empapado de emoción, de fiesta y de alegría, acompañamos todos a la Señora de Los Ángeles hasta el final. Un gran castillo de fuegos artificiales clausuró la fiesta.

(Por cierto,-esto es una autocrítica- muchos de los que desfilan en la procesión entablan largas conversaciones, no adoptan la actitud correcta que es la del silencio. Ayer ocurrió lo mismo, incluso los curas que íbamos detrás de la imagen charlamos demasiado. Pido perdón por el mal ejemplo).


miércoles, 3 de agosto de 2016

Tres notas sobre la fiesta de la Virgen de Los Ángeles en el Cabañal. 1.Una fiesta entrañable.



Ayer,  día dos de agosto, se celebró en la parroquia de Nuestra Señora de Los Ángeles de el Cabañal (de la que dejé recientemente el cargo párroco que desempeñé durante 12 años) la fiesta de su titular la Virgen de Los Ángeles, con la solemnidad acostumbrada y que ya es sello de fábrica, gracias a la laboriosidad y empeño de Enrique, el eficaz sacristán y el equipo del que se rodea: cofrades y voluntarios. Acudí pues ayer tarde muy a gusto y participé en la muy bien preparada celebración de la Eucaristía y después en la solemne procesión que se realizó por las calles del antiguo pueblo del Cabañal.


Aunque desde que me cambié de Parroquia, no he vuelto muchas veces por allí, salvo en ocasiones imprescindibles, ese pueblo, ahora barrio de Valencia, olvidado y sojuzgado tantas veces por su Ayuntamiento, marca carácter en los que allí viven o han vivido, como ha ocurrido conmigo. Así, noté el cariñoso y alegre recuerdo que mucha gente y muchos vecinos tenían hacia mi persona. La misma alegría y el mismo cariño que yo siento hacia ellos. Fue muy gratificante y sentí con nostalgia la memoria de un buen puñado de años de mi vida dedicados a una feligresía, con situaciones a veces complicadas, difíciles y estresantes pero que al final siempre eran sumamente gratificantes. Algunas gentes del Cabañal al principio pueden parecer un poco primarias y difíciles pero detrás de esa primera impresión aparece lo que en realidad son: gente sencilla, noble, y de un gran corazón.