jueves, 31 de diciembre de 2020

EL ÚLTIMO DIA DEL AÑO

  


                

El último día del año 

Te parece que has llegado 

hasta el último día de este año infinito,

como se fuera una altísima cima escalada.

Y sin embargo, es él quien hasta ti ha llegado, 

con el silencio de una serpiente ignota, 

con el sigilo de un escorpión furioso. 

Pues no son tus pies los que te han llevado

ni siquiera el pulso de tus venas,

 ni alterado, el pálpito de tu corazón.

Enseguida pretendes hacer balance 

y como si fueras un viejo tendero, 

ponderas cuál es su peso, 

cómo es su textura, 

cuál, la ganancia. 

Y no sabes que es él quien te ha conducido

 por estos caminos de extravío

y solo él sabe qué es lo que ganar has podido,

y qué pérdidas lamentables te ha dejado. 

¡Oh tiempo,  

quién entre las manos pillado te tuviera! 

Y en la boca reseca, con regusto cansado, 

la sed que nunca cesa.

Tal vez mañana, tal vez mañana

 brote por fin el agua fresca 

y el hombre reviva su esperanza. 

31/12/20                                                      

sábado, 26 de diciembre de 2020

FELIZ NAVIDAD

 

¡Feliz Navidad!

¿Qué incertidumbre en este presente! ¿Quien puede predecir el futuro? Y aún así hay que seguir andando, no solos, sino acompañados y acompañando, sin olvidar que es Dios quien también nos acompaña.

¡Feliz Navidad!

lunes, 21 de diciembre de 2020

¡POR AQUÍ NO ES!

 


Esta viñeta de El Roto, publicada en El PAÍS esta semana es genial, como tantas suyas. ¿Qué quiere decir? Puede tener varias lecturas. ¿Cual sería la más indicada?

jueves, 17 de diciembre de 2020

¿PARA QUÉ SIRVE REZAR?

 


Santa Gema, te pido que apruebe este examen “, puede rezar un estudiante apurado. O también, un olvidadizo: “San Antonio, que encuentre mi cartera perdida…” o  por la mañana, al levantarse, cuando uno reza: “Señor que tenga un buen día “. Es la oración que llevamos de petición. Jesús de Nazaret el Señor, nunca la despreció: nos dijo que pidiéramos el pan de cada día, y de sus labios salió quizá la oración de petición más seria e impresionante que nunca se ha hecho: en Getsemaní pidió: “ Abba, Padre, que pase de mí este cáliz.. “

A veces la oración de petición parece como si quisiera mandar a los santos a evitar lo inevitable, o a obligar a Dios a parar el mundo. Atribuimos entonces a la oración como un poder mágico, que tiene el riesgo de poner nuestra fe y nuestras creencias a merced de nuestra voluntad. Pero la oración no tiene carácter de empoderamiento. Como Josué, no podemos hacer que el sol se detenga.


Estos días a raíz de la triste resolución de la mayoría del Congreso sobre la Eutanasia, se nos piden oraciones (y ayunos) para frenar tal atropello gravísimo a la dignidad de la vida humana. Muchos cristianos se han quedado perplejos al leer el planteamiento de algunos de estas peticiones de oración. Parece que ésta puede ser el remedio de lo imposible, como si rezando se pudiera quebrar el mundo. Pero Dios respeta el tiempo y el espacio y la historia del ser humano. No puede hacer otra cosa y ahí creo que en eso esta su poder.


La oración debe ser el medio para encontrarnos con Dios. Y una vez con él, del corazón humano debe brotar la alabanza, el agradecimiento, también lo que nos preocupa y angustia, nuestras tristezas y soledades, y retornarlo todo de nuevo a Dios, convertido en aceptación, agradecimiento y, de nuevo, alabanza.

Jesús de Nazaret nos enseñó muy bien a hacerlo.


lunes, 14 de diciembre de 2020

VIVIR EN LO SENCILLO

 


Me siento muchas veces muy fatigado cuando veo como vivo en medio de tantas convenciones que presenta la vida diaria. Ser correctamente político cuando hablo o cuando escribo, e incluso muchas veces confundido con cierto sentido falso de los buenos modales, procuro mostrar una fachada que no es del todo la auténtica, y disfrazar otras veces ciertas actitudes de un modo hipócrita. Parece como si todo te obliga a estar a la misma altura que los demás.

Pero entonces nos negamos o callamos lo que verdaderamente nos importa, o miramos para otro lado, cuando podemos aparecer como somos: nuestros anhelos y deseos nuestros miedos y también nuestras heridas, algo común a todos. Todos poseemos esperanzas y también la memoria de nuestras equivocaciones. En el fondo del corazón vivimos nuestras nostalgias y nuestras ocasiones de alegría. Compartámoslas: ¡que las sientan, que las vivan también los demás!


No temamos relacionarnos con los demás haciendo presente estas verdades íntimas, sin recelos ni vergüenzas, que al compartirlas con los demás ensancharán nuestro corazón y los otros abrirán los brazos a nuestra manera de ser.