No hay atajo hacia el Cielo - Salvador Sostres
LOS
ATEOS o los agnósticos no creen menos en Dios, ni intuyen menos su presencia,
pero le ignoran o le niegan porque tienen miedo de salir a su encuentro, porque
les asusta comprometerse y el reto, y prefieren regodearse en el infantilismo
de vivir como si el amor fuera de alquiler y la libertad ceder al capricho de
cada momento y no el deber de ser hombres dignos de la Gracia y la esperanza
con que estamos hechos.
Cada
vez con más frecuencia los gobiernos mundanos inventan leyes para burlar la Ley
de Dios, apeaderos legales con que pretenden vender la ilusión de que hay
muchas maneras de acceder al Reino de los Cielos. El matrimonio es un
sacramento y casarse es casarse por la Iglesia y adquirir un compromiso para
siempre. Todo lo demás es un fraude por mucho que se asalten los diccionarios y
se cambien Constituciones con parlamentos muy soberbios y discursos que hacen
la parodia de la valentía pero que simplemente juegan a los espejos con
palabras tan rimbombantes como vacías para que la luz de la verdad no les
ciegue.
Ante
cualquier rigor sólo sabes quejarte y buscar culpables ajenos, como si te
sintieras un mero espectador de tus actos y no quien realmente los lleva a
cabo. Empezaste no casándote por la Iglesia y has acabado pensando que el banco
es un ladrón porque no puedes devolverle el crédito, o que la hipoteca es una
estafa porque no puedes pagarla. Ninguna autoexigencia. Ni rastro de la idea
del deber. Un listón tan bajo que se confunde con el suelo. Perdemos cuando
somos débiles. No tengáis miedo.
Empezamos
fallándole a Dios, como siempre. Como siempre ha sucedido desde el principio de
los tiempos. Que luego les falláramos a los demás era sólo cuestión de tiempo.
Nos burlamos del Misterio y hemos acabado siendo una triste burla de nosotros
mismos. Empiezas no creyendo en la virginidad de María y acabas acostándote con
la secretaria, y hasta fugándote con ella. Empiezas viviendo de espaldas a la
Cruz y acabas creyendo que el mundo te debe algo.
No hay
atajos hacia el Reino de los Cielos, ni múltiples accesos. Sin Dios somos almas
destensadas, quejicas y estériles. Existe una sola verdad y millones de
mentiras decoran el Infierno, tal como existe una sola Iglesia y una insólita
cantidad de toda clase de burdeles.
[publicado en "El Mundo"]
Este texto ha agitado mi conciencia, de vez en cuando es necesario leer algo así, gracias.-
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