Movido por la lectura de alguna buena crítica leída en los papeles, me voy a ver "No llores, vuela" de la peruana Claudia Llosa (“La teta asustada”). Acudí a verla con dos antiguos pero jóvenes alumnos, que tuvieron que soportar mi error en la elección de la película. ¡Menuda llanda! de película.
No
es que fuera una mala película, pero hay que tener ganas de contar las cosas de
una manera muy complicada, sin atinar en lo que se quiere expresar y despistar totalmente al espectador. Mucha
paciencia ha de tener éste, aún cuando la película no era muy larga.
Una
madre que tiene poderes de sanación que no quiere admitirlos y luego se
aprovecha de ellos, y que anda en desamor con su hijo. Un hijo que prueba ese
desamor y se dedica al bello deporte de la cetrería, una periodista que finge
estar enferma para lograr el reencuentro de madre e hijo. Una historia casi
minimalista, con los tiempos desestructurados, que arranca muy lentamente.
Hacia la mitad de la película el espectador barrunta de qué va y adivina cómo va a acabar.
“No
llores, vuela”, es un “mix” der realismo mágico estilo literatura sudamericana,
espiritualidad new "age", influencia de Terrence Malik y sensiblería blanda al modo de Isabel Coixet.
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