Anoche, participando en la Fiesta del Cine, haciendo causa
común con los que quieren que el cine sea un espectáculo que además de divertir
nos llene a todos de dignidad y nos transmita mensajes de valor, fui al cine para ver la
película "A cambio de nada" que ha dirigido el actor Daniel Guzmán, presente en tantas películas y series de televisión.
Disfruté de lo lo lindo, viendo una película entrañable,
sencilla e inteligente. Los disparatados días de dos chocos que se mueven, en
la soledad y las contradicciones de la adolescencia, en los barrios populares
de Madrid. Me gustó, pese a sus defectos, por la verdad que trasmite, por la
frescura que respira, por el gozo de vivir
que exhala. Es una película que descubre muchos elementos biográficos de su
director y quizá por eso es tan entrañable.
Salí con la sonrisa en los labios y el calor del corazón y entusiasmado
con esa pareja de chicos (¡que dos pícaros hubieran sido en el siglo XVI!), increíblemente
disparatados y plenamente humanos en una sociedad hostil y sin referentes como
la nuestra. ¡Y “Chapeau” para Antonio Bachiller por ese papelazo que hace interpretando
al amigo gordito del protagonista!
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