Ahí los tenéis, son los nuevos curas, que
acaban de recibir el nombramiento de su primer destino. Llenos de ilusión y de
fe, conscientes de que ahora empieza su misión. A todos ellos les deseo lo
mejor: que acierten en el modo de ser buenos sacerdotes, cercanos a Cristo, cercanos a los hombres, abiertos
al mundo de hoy. Y que Dios les ayude,
porque sin duda en el campo de la Iglesia en la que ellos van a trabajar se van a dar muy grandes
cambios. Pero que no tengan miedo, si son coherentes
con su fe en Jesucristo y su Evangelio, Él estará con ellos siempre.
Hace dos semanas que fueron ordenados
sacerdotes. Un largo camino de apostolado les espera. Ayer, día 7, yo también fui
ordenado sacerdote. Eso fue en 1971. Ya he recorrido la mayor parte de mi
camino sacerdotal, aunque si Dios quiere, aún me quedan algunos pasos más. A Él
doy gracias por todas sus bendiciones y por la felicidad que me ha dado.
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