Así me gusta Cataluña
¿Habéis visto esta fotografía, realizada ayer en las calles
de Barcelona, de la manifestación pro defensa de las políticas de integración de los
refugiados a los que los poderes públicos parecen reticentes?. Entusiasma
contemplar a esas muchedumbres llenando
las calles de bote en bote, exigiendo al
gobierno una verdadera voluntad de acoger a los inmigrantes y mostrar esta
solidaridad humana que todos deseamos y que los poderes públicos parecen
rehuir.
Buena lección para tantos hombres reaccionarios que no
quieren admitir que en la ciudadanía normal de Cataluña no está sobradamente
infectada del virus del nacionalismo, y señal de manifiesta buena salud y signo de valores humanos y
cristianos, puesto que preocuparse y defender al inmigrante es muy propio de los
que tienen un corazón humano y también
cristiano. El papa Francisco nos lo recuerda.
Así que da gozo y satisfacción contemplar manifestaciones
donde las banderas independentistas apenas tienen protagonismo. Pese a ese
movimiento nacionalista y por tanto cerrado, Barcelona se convierte en una
ciudad universalmente solidaria y abierta.
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