Henos aquí, quienes aquí posamos, una pequeña parte de la
promoción de estupendos compañeros que entre los años 1958 I 1971
estuvimos preparándonos para ser ordenados sacerdotes en el seminario de
Moncada. Excepto el que esto escribe, que llegó no sé por qué, sólo Dios lo sabe,
a ser ordenado cura, de lo que me precio y a Él le doy gracias, los demás fotografiados
son laicos que realizan, sin pertenecer al clero, el proyecto que Dios tiene
sobre su vida. Aquí aparecen algunos con sus esposas con las que comparten ese proyecto de una vida feliz.
El sábado pasado nos reunimos pues, en la parroquia de San
Antonio que regento y los acojí con toda mi hospitalidad y alegría. Una vez
estábamos todos, celebramos juntos la Eucaristía, acordándonos de los
compañeros ya fallecidos, rezando por ellos, y sobre todo dando gracias a Dios
por las experiencias pasadas juntos en el seminario. Después recordamos como
siempre las anécdotas vividas que nos unió y nos hizo vivir durante tiempo como
hermanos en una misma familia.
Y de la alegría de compartir la Palabra y el Cuerpo de
Cristo en la misa, pasamos también al gozo y la alegría de compartir la mesa:
una comida en un buen restaurante. Fue, pues, un feliz día de encuentro.
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