
No es un capricho, ni una fanfarria arquitectónica: hacía muchísima falta, pues aunque no se veía, el remate de la torre (un balconcillo y un templete de inspiración barroca, con columnas salomónicas), estaba a punto de derrumbarse sobre la plaza y la casa abadía. A la vez daremos un repaso a todas las grietas, desconchados y desperfectos que tiene todo el fuste del campanario.
¡Hemos llegado a tiempo, a costa de montar un andamio de gigante que cubre todo el campanario, como si fuera una “performance” de aquel escultor polaco, Kristo, que envolvía en papel de estraza algunos monumentos célebres y se quedaba tan pancho porque la crítica oficial y el público biempensante aplaudía el ingenio y el arte como si de una obra maestra se tratara.
Aquí os pongo algunas fotos para que veáis. (La torre que está delante del campanario en obras es el antiguo faro de pescadores. El mar estaba muy cerca de la iglesia).
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