Un
año más se ha celebrado esa ceremonia espectáculo circense que es la entrega de
los premios Oscars a las mejores películas (americanas). Todo un montaje
estratégico y comercial para sacarle el mayor rendimiento económico a las
películas que se hacen sobre todo en Estados Unidos. Esto no es negativo, si
los premios correspondieran de verdad a la calidad artística de las películas.
Pero no es así: como siempre todos los años se quedan en la cuneta las mejores películas y aparecen como dignas de
aplauso otras mucho más mediocres.
Aunque
este año los premios han sido bastante equilibrados, ecuánimes y repartidos, sí
que es verdad que la película que se ha
llevado el premio de más prestigio –el de mejor película- no está a la altura
de otras que han quedado relegadas. Me refiero a “Argo” que es, sí, una
película muy entretenida y divertida, pero que no es como para que se merezca
el más alto galardón. En este sentido es "La vida de Pi", la otra triunfadora se lo merecia más.
“Argo” nos cuenta un episodio de espionaje y
acción situado en Irán, en plena crisis de los rehenes de la embajada
norteamericana. Es una película de
intriga y muy realista que una vez más ensalza, políticamente hablando, el
sistema político americano. Coincide con otra película La noche más
oscura (Zero Dark Thirty) mucho más dura y
tremenda sobre la búsqueda del paradero de Ben Laden que ha seguido relegada
casi completamente y a pesar de su gran calidad. Debe ser porque no coincide con
las líneas políticas de ese presidente progre y light, Obama, que tienen ahora
los norteamericanos. Se nota un cierto “feeling” entre el mundo del cine y la
política liberal del presidente actual. En la ceremonia, la primera dama
presentó, vía satélite, las estatuillas más codiciadas. ¿Habrán copiado de
nuestros lamentables premios “Goya”?
Los
“derrotados” han sido precisamente tres directores de gran renombre. Tarantino
con su “Django
desencadenado” que ha obtenido solamente dos
estatuillas. Todavía no he ido a verla porque me repele tanta violencia gratuita, tanta sangre
derramada (aunque sea tomatina). “Lincoln” de Spielberg también ha
quedado muy olvidada. A mí me ha
parecido una película de gran calidad artística e incluso humana. Y que no
parece que sea una película de Steven Spielberg. “Amor” del austriaco Michael
Haneke ha sido premiada como la mejor película de habla no inglesa y es una
hermosísima película que habla sobre el
amor en la ancianidad. Muy dura, muy discutible, pero hay que verla. También ”Los miserables. El
musical" ha sido solamente premiada con un Óscar para la actriz a Anna
Hathaway como mejor intérprete. Es una película mastodóntica, aparatosa a la para que le sobran muchísimos estrépitos.
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