UN CESTICO DE
ACEITUNAS
—Vareador, ¿qué traías
para mi niño?
—Olivicas del Huerto
de los Olivos.
—Mira no amarguen.
—Las amargas, señora,
se dan más tarde.
—¿Qué haré con un cestico
de olivas nuevas?
—Una torta de aceite
si las molieras.
Y un lampadario
por si pierden su
estrella
los Reyes Magos.
—Curaré al Niño heridas
con lo que sobre.
—Tu niño es de otra carne
más que de hombre.
—Dios me lo guarde
sin dolor treinta
años.
¡Pero quién sabe!
José Luis Blanco
Vega, SJ
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