¿Por qué lo
complicamos tanto, por qué hacemos que el Evangelio sea a veces tan abstruso y
dificultoso de comprender, por qué la fe cristiana tiene que ser para muchos
algo tan complicado e ininteligible? Lo que Jesús precisamente nos dicen el
evangelio es todo lo contrario: el mensaje de Jesús es claro y sencillo y de
una belleza incomparable. Léase, si no, el Evangelio de este domingo: La
iglesia a través de la carga de los siglos ha transformado muchas veces su
mensaje en algo incomprensible y en algo insoportable de sobrellevar y cumplir.
Retornemos a la
sencillez, a las aguas claras del manantial de las palabras de Jesús escritas
en el Evangelio: somos pequeñas semillas destinadas a convertirnos en hermosos árboles.
Sus ramas producen sombra y frescura para los que estamos alrededor, producen
frutos que nos alimentan y nos deleitan, son un cobijo y lugar de seguridad
para los pájaros que desde
ellas cantan dulces melodías para nuestro deleite.
Ese es el proyecto de Dios y el Reino de Jesús sobre nosotros. ¡Benditas
parábolas del Evangelio!
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