Aunque ahora hace cuatro días que se cumplió el tercer año del fallecimiento de Miguel Prima, no me resisto sin embargo, a dejar de hacerle mi pequeño homenaje con mi recuerdo y solidaridad con sus familia; esta perdió a un ser muy querido; todo El Cabanyal se resintió de la pérdida de un hombre bueno y ejemplar..
Porque fue un hombre cabal, cumplidor, compañero y buen amigo, colaborador entusiasta en todas las cosas de su amada parroquia de la Iglesia de Los Ángeles y, sobre todo, fue un auténtico y congruente testigo de la fe cristiana.
Ahora yo aquí recojo su testimonio, porque su ejemplo también como a tantos nos ayudó a ser mejores seguidores y discípulos de Jesús de Nazaret. Que descanse en paz, y que interceda ante el buen Dios por nosotros.
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