viernes, 7 de junio de 2024

ROSARIOS COMO PIEDRAS

 


Hay una escena conmovedora en la vida de Jesús, cuando éste se tropezó con sus enemigos, los fariseos (gente intransigente e integrista) que intentaban matar a pedradas a una mujer que había cometido adulterio. Aquellos, me lo imagino, con las piedras en las manos, y según su ley religiosa, estarían antes rezando una oración, o cuando menos se invocaban a su Dios que según su libro sagrado y la ley de Moisés, se lo mandaba, siguiendo una interpretación literal de unas leyes, crueles y desmesuradamente injustas, que el mismo Jesús con este acto de perdonar aquella mujer supo abolir.

 

Estos días también con la excusa de que están a la puerta de un templo, y que está adosado a la sede de un partido, se están reuniendo para rezar el rosario, como muestra de su animosidad contra las ideas de dicho partido. Ciertamente, es una situación que tiene un gran parecido con lo que decía antes. Los rosarios, los crucifijos como instrumentos disuasorios y de castigo hacia los otros. Y todo en el nombre de dios. ¿Hay que decir que ese dios no es el Dios que nos reveló Jesús, el Dios del Evangelio, el Dios, que es un Padre que siempre perdona, sino Yahvé, el dios del Antiguo Testamento? ¡Yo no creo en ese dios!

 

En verdad, a mí nunca me ha gustado rezar en público, porque creo que la oración es algo muy íntimo, muy privado e incluso algo muy pudoroso. Lo dijo Jesús: cuando reces no lo hagas en público, si no enciérrate en tu habitación y allí Dios te escuchará. Como sacerdote pienso qué lejos está el uso de la oración que tienen que hacer los que se llaman cristianos para seguir las pautas que dió Jesús, sobre cómo debemos rezar sus discípulos.

 

Esa gente que reza el rosario, rodeados de crucifijos, de banderas y pancartas, como protesta contra las ideas de otros, que seguro o no comparten, es convertir el rosario, los crucifijos como armas para ejecutar violencia, por muy pacíficos que se quieran proclamar.

 

Pero también hay otra cosa interesante: sobre la oración. Que esta puede ser de adoración, o de petición. Seguramente la más humana sea la de petición, pero precisamente la que llamamos de adoración, o sea, una oración que no se centra en pedirle a dios cosas que necesita, sino que se olvida de uno mismo y solamente hace presente a Dios en su vida, deseando que se cumpla su voluntad en su vida, Jesús decía que era la oración más importante es la más importante.

 

Qué lástima que entonces muchos cristianos confundan estas cosas y utilicen lo religioso como algo que se convierte en motivo de discordia, desunión, odio, e incluso hasta violencia. ¡Cuando un buen cristiano, después de rezar, debe encontrar en su corazón, la alegría, la armonía y la paz que siembra el buen Dios!

 

José Luis Barrera Calahorro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario