Menuda escandalera se ha armado con el libro sobre el celibato escrito por el exPapa Benedicto XVI y el cardenal Sarah (o viceversa). Éste es el prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, un dicasterio muy importante. Ahora se rectifica y se quiere excluir de la autoría a Ratzinger. Desde el principio me pareció algo no muy claro y correcto. Un libro que quiere sostener la defensa del celibato con tan “altos” autores, sin que el Papa actual haya hablado, me sonaba otra vez más a maniobra para derribarlo.
El papa Francisco no habla del celibato (que por ahora está a favor de él, aun con la sombra del sínodo de la Amazonia) porque éste no es una cuestión importante y fundamental en la situación actual de la Iglesia. Hay otros problemas más urgentes que ocupan la labor pastoral del Papa argentino: los pobres, la naturaleza, la sencillez de la vida de la Iglesia...
Es vergonzoso y también preocupante que detrás de el anterior Papa dimisionario se refugie toda la tropa vaticana disconforme y hostil para atacar al Papa Francisco, para poner palos en las ruedas de su carro. ¿Harán falta dos medidas: destituir al cardenal Sarah y redactar unos estatutos para los Papas dimisionarios?
Seguramente el cardenal Sarah y todos los que detrás de él se esconden, andan preparando un posible nuevo cónclave para ocupar las sillas conservadoras que les han quitado. Verdaderamente lamentable y otra vez más, ¡me duele la Iglesia!
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