Más cosas sobre el Rocío: el camino

La Romería del Rocío consta, podríamos decir, de dos partes temporales muy importantes. La primera, más ardua y menos conocida es la que se refiere al camino que hay que hacer para llegar hasta el santuario de la Virgen en la aldea de Almonte. Para la inmensa mayoría de caminantes es  la más bonita. Hay que hacerla recomendablemente en grupo y, nosotros, la Hermandad del Rocío de Valencia, la hacemos con un gran número de miembros. Si es muy corta,  (un día) con una mochila con lo imprescindible y unas buenas zapatillas se puede realizar muy bien. Si ya es temporalmente más larga, hay que ir bien pertrechados de una logística apropiada. Carreta, tienda de campaña, permisos en regla, abastecimiento de comida y agua, etc…

La Hermandad del Rocío dedica la mayor parte del tiempo de la Romería a este aspecto. Contando las dos jornadas cansinas del viaje en autobús (de Valencia hasta Benacazón en Sevilla, ida y vuelta, ¡doce horas cada vez!), se pasan tres días con sus  tres noches en el campo, atravesando los aledaños del coto de Doñana. Imaginaos la belleza del paisaje. Se duerme bajo los pinos, en carretas o tiendas, en círculo (como en las caravanas de las películas del Oeste), alrededor de la carreta del “Simpecado”. En los primeros años, cuando no estábamos organizados, dormíamos bajo un entoldado,  en los surcos de arena y a la intemperie, bajo cualquiera de  los copudos y frondosos pinos que pueblan el pre-parque.

Pero el camino ¡es una experiencia inolvidable! Los que han ido a Santiago, aunque sea un tipo de romería diferente, se lo pueden imaginar. Es un experiencia interior: con el corazón expandido por la belleza del frondoso paisaje que te rodea, hay tiempo para andar sólo pensando en tu vida, en tus cosas, en tus relaciones con Dios, en darle gracias a Él por el regalo de la naturaleza que te rodea... Yo recuerdo que mi primer camino del Rocío se convirtió para mí en una  especie de ejercicios espirituales. A lo largo del camino, se celebra, al amanecer la Misa del Alba.  Empieza entre las ultimas sombras de la noche, y acaba cuando los primeros rayos solares iluminan la caravana y el sol llega ya a calentarnos.  El Ángelus se reza por la mañana, al mediodía y al atardecer y, después de cenar, alrededor de la carreta del “Simpecado” se reza el Rosario y nos despedimos todos de la Blanca Paloma, cantando la Salve antes de dormir… los que quieran, porque muchos se quedan para cantar alrededor de la fogata velando a la Virgen…