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viernes, 19 de agosto de 2022

DE REGRESO

 


Se acaban las vacaciones.

Va acabando el tiempo del verano y a la vez también el de vacaciones. Este año para mí, bastante ajetreadas, por cuanto me he movido en muchas distancias y en muchos lugares. Mañana ya regreso al hogar y a lo cotidiano. Aun cuando he visitado y visto muchos sitios y lugares, sigo pensando que como en casa, en ninguna parte. Siempre me ha pasado así, incluso cuando estaba en tierras muy lejanas, a mitad de esos viajes, siempre en mi interior me he preguntado. “¿Y que hago yo aquí, ahora?” No sé si es una pregunta retórica, un apoyo al cansancio o una verdadera nostalgia del hogar y de regresar a la rutina cotidiana pero como “ET” me he dicho por dentro: ¡… “Mi caaaasa”…! Pues aún cundo he visto cosas muy bonitas – en Estados Unidos, en Italia, ahora en el Valle de Arán- ¡como en casa, en ningún sitio!

 


sábado, 20 de noviembre de 2021

CUATRO DÍAS EN BENASQUE

 


Cuatro días en el valle de Benasque.

 

Cuatro días en el valle de Benasque han sido las pequeñas vacaciones de este pasado fin de semana y que me he tomado desde que acabé las últimas, allá a mediados de agosto. Mi trabajo se suele centrar precisamente en los fines de semana, lo cual a mí  me causa la fatiga de sentir las semanas sin cortes. Eso provoca que necesite de vez en cuando, romper la rutina y descansar y relajarme, al menos, como yo digo, “viendo un pino”.

 

Muchos vi, porque el valle estaba todavía prácticamente en su esplendor y siendo temporada baja, los montes y los pueblos casi parecían un desierto de gente. ¡Cómo he disfrutado! Este valle que es muy grande, lo tengo recorrido muchísimas veces y siempre sorprende su salvaje e inmensa belleza. Tiene tres tramos que se corresponden a tres climas diferentes:el más alto que se alza franquado por los mas de 3000 metros del Aneto, la Maladeta y el pico Posets. Allí ya se estaba aposentando el invierno: ¡que gran nevada nos cayó! El paisaje nevado y cubierto por brumas parecían un decorado de una ópera de Wagner. Que soledad más grande comunicaban…

 

El tramo medio del valle de Benasque es más sereno y equilibrado: los montes no son tan escarpados y todavía los bosques de sus laderas tenían el color del oro viejo y desgastado de los robles y abedules. Allí se aposenta el pueblo de Benasque (¡y su hotel Ciria con los viejos amigos Estrella, Dionisio y José Mari y, y además con su magnífica cocina!). Mientras que en la cabecera del valle, nevaba con intensidad aquí disfrutábamos de un cielo infinitamente azul y de la caricia del sol en otoño

 

El último tramo, el más bajo, donde el río Ésera busca desesperada salida escapando por los congostos -así llaman allí los desfiladeros que excavan los ríos-, está Castejón de Sos, el último pueblo del valle que aquí parecía estar en la plenitud del otoño: tal era el color de los prados verdes, de los rojos cerezos, de los amarillos arces, del oro tembloroso de los abedules.

 

La montaña sigue siendo para mí el lugar donde me encuentro a mí mismo, donde encuentro la belleza, y donde también encuentro… a Dios.

 

lunes, 20 de enero de 2020

LA ESTACIÓN DE UTRERA




Estoy sentado aquí, en un banco del andén de la estación de la ciudad de Utrera, esperando la llegada del tren. Aún es tiempo de espera que te incita a mirar más allá de las vías que se pierden en la lejanía…

Veo al niño que fui, que nació y vivió sus primeros años, en este mi pueblo. Recuerdo la vieja estación, ahora diferente, distinta.

Todas las estaciones hoy son iguales: exentas y ordenadas como oficinas con funcionales diseños de rótulos y carteles que dicen lo mismo. El viejo reloj redondo de doble cara, parado. En su lugar, un panel rojo con la hora numérica digital. Máquinas expendedoras y puertas automáticas que hacen del viaje aburrida rutina. Aún queda el expendedor de billetes, pero no el guarda de agujas, o el revisor. La gente que aguarda el tren, sigue mirándose unos a otros como extraños. Antaño Utrera era un gran nudo ferroviario. Ya en las vías muertas no quedan aparcados los vagones herrumbrosos y desarbolados. Creo que la marquesina de hierro que guarece al andén de la lluvia o del sol tórrido del verano es la misma de cuando yo era niño. Seguramente se restauró en el 92, cuando la Expo. 

Pero en la estación de Utrera, donde, con el corazón lleno de nostalgia, estoy esperando al tren que me lleve hasta Sevilla, aun queda algo entrañable y profundo, que despierta las alarmas de mi memoria y que ahora sigue en su mismo sitio: sobre el andén principal y en la fachada, un mosaico con la Virgen de Consolación, que parece contemplar el trasiego de los viajeros, como una madre que recibe o despide, tal y como cuando era niño, a todos los utreranos…

lunes, 6 de enero de 2020

PERDIDO EN SEVILLA


Entre Año Nuevo y Reyes me he tomado unos días libres para estar en Sevilla.

Algo de pereza me daba pues me iba a viajar sólo, pero tenía la intención de solitariamente pasearme por la ciudad de la que no he sido nunca ajeno, puesto que soy nacido en un pueblo de Sevilla: Utrera.

Ha sido una experiencia estupenda. Redescubrir Sevilla, que he visitado muchas veces, pero siempre casi de paso, me ha confirmado la belleza de de la ciudad junto con la enorme vida de los sevillanos: gran bullicio en parte debido a las fiestas navideñas, sus gentes tan hospitalarias como siempre. También he aprovechado algún día para encontrarme con mi familia materna más cercana. Admirable como está se va extendiendo de forma numerosa.  Me sentí con ellos muy abrigado y estupendamente acogido.

Como tuve bastante tiempo (aunque Sevilla no se puede ver solo en cuatro días) visité muchos templos y pequeñas iglesias donde el bellísimo y deslumbrante barroco andaluz me ha dejado boquiabierto. ¡Qué inmenso patrimonio artístico y religioso tenemos en nuestra patria…!


¡Ah, y Triana, y su Virgen de la Esperanza, tan bonitas como siempre!

lunes, 2 de septiembre de 2019

DE BUDAPEST A BENASQUE

He estado durante una semana cumplida fuera de Valencia. Concretamente, en Budapest y en Benasque (¡) dos lugares bien distintos y dispares que sólo coinciden en la inicial de su nombre. 

Primero, cuatro días en la capital de Hungría que me sorprendió muy gratamente.(Recuerdo cuando estuve por primera vez hace muchos años, una ciudad triste, gris, apuntalada con andamios, como correspondía a una ciudad comunista). Ahora es una bulliciosa urbe con muchos edificios espléndidos y con las orillas del majestuoso Danubio, llenas de soberbios monumentos.
Después, con mis amigos y a mitad semana, cambié de lugar y de ambiente, en pleno corazón del más agreste Pirineo: Benasque. Allí nos atendió en el Hotel Ciria nuestro amigo José María. Dias de bosques y arroyos, cumbres y cielo azul, nubes y tormentas… con el Creador al fondo.

De vuelta a casa, comienza la vida diaria, más tranquila y rutinaria, con tiempo para ponderar mejor lo que he visto, entender lo que ahora veo y valorar en su justa medida lo que hay alrededor. ¿Se puede pedir más?

viernes, 18 de enero de 2019

PRECIOSA, FAMILIAR LISBOA






Hace medio año estuve en Lisboa solo unas ocho horas, aprovechando el tiempo de espera del transbordo de un viaje a Nueva York. No sé si por el cansancio o la fatiga provocada por el cambio de horas, no me llamó me llamo mucho la atención. Ahora, otra vez, en los primeros días del año he estado de nuevo con unos cuantos amigos en la capital de Portugal. Y esta vez me ha encantado. Aunque han sido solamente dos días, he descubierto y disfrutado de una ciudad muy familiar, muy pintoresca y muy mediterránea.

Pasear por el barrio de Alfama -el núcleo urbano más antiguo de la ciudad- ha sido un verdadero placer. Sorprendente me fue andar por sus abigarradas calles en cuesta recorridas por los tranvías que me recordaban a San Francisco y mirar las fachadas viejas y variopintas con sabor a pueblo, a la arquitectura de El Cabanyal.  Casi increíble también ver, al fondo de los callejones empinados, el amplio mar-estuario con los barcos y cruceros, algo sorprendente.Luego está la otra Lisboa, la más moderna con sus enormes avenidas y ese puente inmenso que parece de ciencia ficción que vuela como una gaviota por la enorme bahía y estuario del Tajo. 


Al final del segundo día, visité la preciosa Torre de Belén, ese edificio fortaleza de estilo plateresco o manuelino -parece una bombonera- que despedía y acogía con la bienvenida de sus graciosas formas  a los valientes marinos que salían o regresaban del océano. Tuve la fortuna de llegar hasta allí en la hora en que se ponía el sol. Rápidamente la niebla se estaba apoderando del horizonte pero el disco rojo y sus sangrantes resplandores se apoderó del edificio, con el Atlántico al fondo. Un bellísimo espectáculo lleno de belleza. Deslumbrante, inolvidable. Para volver.

sábado, 12 de enero de 2019

ESTUVE EN TRUJILLO


Estuve en Trujillo
En el dibujo de mosaico que forma esto que llamamos España y que consideramos nuestra patria (palabra que hoy se ha tornado hasta sospechosa), hay una comunidad que aun no conocía: Extremadura. El pasado día dos de enero estuve en Trujillo y quedé muy gratamente impresionado por su conjunto histórico monumental  cómo por su ambiente provinciano. Fue un breve paseo matutino pues iba camino de Lisboa, pero con tiempo suficientes para advertir su belleza, su armonía, la gloria de su pasado.
 

Era día de poco turismo y la mañana soleada y tibia me estimuló en una visita que reclamaba más tiempo. Trujillo, sóla en las verdes llanuras extremeñas salpicadas de grises encinas, con sus altas torres y castillo inexpugnable, con su escultura de Francisco de Pizarro, el la Plaza Mayor, recordando cómo un hombre anónimo se trueca en un gigante de la historia, me reclama un segundo regreso con más tiempo para disfrutar de ella.

viernes, 3 de agosto de 2018

REGRESAR DE VACACIONES




Ayer regresé de mis vacaciones veraniegas. Ha sido un mes de julio muy movido, donde he visitado muchos sitios pero los últimos diez días los he pasado en el Pirineo de Huesca.
Mi viaje de regreso ha sido un tanto peculiar, sobre todo para mí, que he perdido la costumbre de usar el transporte público para viajar. 
Desde Bielsa, donde estaba, me he llegado hasta Valencia en autobús público. Toda una experiencia viajera; un amigo me acercó hasta la humilde estación de autobuses de Barbastro donde cogí el transporte que me llevó hasta Zaragoza pasando por la ciudad de Huesca. En la ciudad del Ebro  estuve esperando dos horas y media que aproveché para pasear un poco por dentro de la enorme, espléndida y elegante estación y también para comer. Luego a las tres y media subí al autobús que me llevaría hasta Valencia, parando en Calamocha y en Teruel.
Cuatro horas después llegaba a la estación de autobuses -vetusta, cutre- de mi ciudad, con la ventaja de estar situada muy cerca de mi casa. El calor húmedo y bochornoso me recibió en la calle.

Aunque sea para muchos una experiencia frecuente, que los que utilizamos el coche privado no vivimos, sí que has sido verdaderamente positiva sobre todo cuando viajas  muy ligero de equipaje como yo iba.

miércoles, 11 de julio de 2018

EN NUEVA YORK


Antes de ayer regresé de Nueva York. Han sido ocho días de estancia en la que, para mí, es la ciudad más increíble del mundo. Hace cuatro años tambien estuve allí, aunque las visitas a Filadelfia y Washington no me permitieron estar mucho tiempo. Ahora, esta semana entera, he podido hacer lo que más me gusta precisamente en Nueva York: callejear, pasear por las calles como los muchos turistas que, boquiabiertos, contemplan el paisaje urbano más colosal del mundo y a la vez más humano. Estos viajes para mí relativizan lo que es el mundo, las naciones, las patrias. 

Con mi flamante cámara -ésta es como un tercer ojo que suele observar a veces lo que la mirada superficial no ve-, he podido captar muchas imágenes de gente, de calles, de edificios y algo inolvidable de Nueva York: sus plurales contrastes.

Lo mejor de todo viaje es que las experiencias que adquieres se queda en la memoria de dónde poco a poco vas reviviéndolas.

jueves, 22 de marzo de 2018

ESTAR EN SORIA: UN VIAJE INTERIOR



Severa y austera, Soria te obliga a mirar hacia dentro. Estos días pasados he estado en Soria, esa ciudad que parece perdida en medio de la península, aislada por sus altos páramos. Todos los que allí llegan, prendados quedan de su belleza. ¡Qué lejos de la aparatosidad, grandilocuencia y megalomanía de la arquitectura de las grandes urbes!. Aunque pequeña, es una ciudad moderna, que está al día, pero que no presume de ello.

Sus edificios y calles, sus monumentos históricos, sus paisajes circundantes parecen todos converger en sus vecinos y en sus visitantes que deambulan por la ciudad en una actitud de reverencial silencio, de reconfortadora paz. El austero clima, su arquitectura pretérita,  la sombra omnipresente de los poetas -Bécquer, Antonio Machado, Gerardo Diego- ponen tu alma en la apertura y sensibilidad hacia el silencio, hacia la poesía. Incluso el invierno largo y crudo donde “Primavera tarda” -venteó, llovió, granizó, nevó y soleó durante estos días- incrementa el aspecto austero con que se viste la ciudad.


El cementerio de El Espino, el claustro de San Juan del Duero, el templo de Santo Domingo, el paseo hasta la ermita de San Saturio que vigila el Tajo, la atalaya del Mirón, que contempla "la curva de Ballesta" del severo Tajo, ayudan meterse en el corazón toda la belleza callada de esta ciudad.

miércoles, 18 de octubre de 2017

VIAJE EXTERIOR, VIAJE INTERIOR



Hace unos días regresé de un largo viaje, que me ha llevado a conocer algunos países de África del Sur: Botswana, Zimbawe, Zambia, Sudáfrica. La lejanía en kilómetros se me ha mostrado también como distancias de cultura, de civilización, de costumbres. Rumiando voy estos días en mi pensamiento, las cosas que he visto: mares  infinitos, extensas tierras nuevas, montañas en la lejanía, ríos bullendo de vida, naturaleza salvaje y, sobre todo, sobre todo, hombres y mujeres de color, innumerables, que viven en la pobreza con una dignidad que les honra.



Y es que aunque creas desplazarte de un sitio a otro, todo viaje es un falso movimiento; no creces en distancia, sino como un árbol en aros concéntricos alrededor de tu propio interior. Parece que et escapas de tí mismo pero al final, regresas al mismo sitio, siendo otro y a la vez distinto, encontrándote con tus mismas pulsiones, con tu misma conciencia, con tu misma alma.

viernes, 30 de junio de 2017

UNOS DIAS EN ESCOCIA


Ya estoy de nuevo en casita después de unos días que he pasado en Escocia. Desde luego, ha sido todo muy bonito. Aunque la vida del turista es muy "sacrificada" por los muchos madrugones y desplazamentos e incomodidades, y tambien muy superficial -ese peligro de sólo "ir de paso", sin poder mira lo profundo de las caosa-,  siempre procuro ir más bien como viajero, mirando muchas veces a otros paisajes, luegares y sitios que el guía de grupo turístico a veces no indica. No se trata de llegar, sino de ver por dónde se llega.

 Tambien visitando un país donde las referencias literarias y cinematográficas son constantes y en algunos aspectos tan diferentes. Yo contemplaba un paisaje y mi mente volaba hasta el recuerdo de alguna novela leída o alguna pelicula vista. Eso sí, En toda Escocia se respiraban las ganas de ser independiente de Inglaterra.


En fin tod muy verde, clima muy fresquito y  lluvias pertinaces, gente algo resrvada y poco expansiva... tan difrente a nuestra también hermosa tierra mediterránea.


sábado, 11 de marzo de 2017

Impresiones de tierras lejanas



Al entrar en un templo sintoísta, un occidental puede quedarse perplejo: siente el enorme peso de la tradición que ha levantado monumentos abigarrados a dioses que uno no conoce e imágenes sagradas cuya apariencia le parecen aborrecibles. Su aspecto terrible y temible andan lejos de la dulzura amabilidad de las imágenes religiosas cristianas. Los dragones, terribles y temibles para nosotros son para los orientales sus ángeles benignos.

Pero no es cuestión de estética o  de otras culturas o de historia o tradición, sino de sensibilidad espiritual: ver a los creyentes orientales entrar en relación con sus dioses a través de sus gestos y ritos para mi confusos y exóticos, también conmueve y te hace entrar en empatía con ellos.

 Lo religioso es eminentemente ese aliento del espíritu humano que se mueve en medio de la concreción de la historia, la tradición  y la belleza.

martes, 11 de octubre de 2016

Jardín japonés


La piedra, solitaria y mineral, 
abrazada por el espejo del agua,
donde se mira el garabato de un pino.
                                                                          (Impresionesde un viajero)

viernes, 13 de mayo de 2016

Los amigos del viaje de la vida.




Se lee en “El Quijote” en su capítulo veinticinco de la segunda parte que "el que anda mucho y lee mucho, ve mucho y sabe mucho." Yo parafrasearía: “y el que viaja mucho, ama mucho". Porque una de las cosas más bonitas de los viajes que uno realiza es que, a través de ellos, vas conociendo a gente que poco a poco se convierten en entrañables amigos. A lo largo de mi vida y mis viajes he hecho pues algunas amistades, que han sido siempre fieles y perdurables.

Casi podría decir que no estoy sólo contento por los lugares del mundo por los que he viajado, sino más bien orgulloso por los amigos que he hecho en mis viajes. En el fondo estos viajes han sido como paradas en distintas estaciones de ese tren que es el viaje de la vida. En los andenes de cada una de ellas, en vez de bajarse a ellos, mis amigos han ido incorporándose, para alegría mía, a este convoy del vivir.

Por eso yo ahora quiero recordar al grupo de amigos de mi último viaje que fue a la Provenza y con los que he realizado otros periplos más. Son todos de Paterna, y el otro día no reunimos, significativamente, sin faltar ninguno, a cenar juntos, compartiendo la alegría, los recuerdos viajeros y sobre todo la amistad y alegría que nos une.

Gracias amigos todos, que nos veamos también en el próximo viaje.

miércoles, 6 de abril de 2016

En la tumba de Antonio Machado


La tumba de Antonio Machado en el cementerio del pueblecito costero de Colliure junto a la frontera sudeste de Francia con España, es tan sencilla y humilde como lo fue el poeta en vida. Una gran losa casi a ras del suelo, no muy limpia, llena de restos de pequeños homenajes que la gente ha puesto encima: piedrecitas, papeles con versos, flores secas y mustias, cintas y banderitas con los colores republicanos, algún ramo de flores recientes. A la cabecera de la losa, donde está también escrito el nombre de su madre, que murió tres días después y posteriormente enterrada con él, la imagen del poeta en un altorrelieve.

Desde hace mucho tiempo yo deseaba visitarla y el sábado pasado pude cumplir mi deseo. De vuelta de mi estancia de la Provenza francesa con mis amigos de viaje nos acercamos al cementerio de Colliure donde están en humilde tumba enterrados los restos del poeta sevillano.

Así que acompañado de mis numerosos amigos viajeros, rendimos homenaje emocionado a este poeta tan entrañable, compañero invisible, con sus versos, durante mi adolescencia y juventud y que algunos de mentalidad partidista quieren apropiárselo políticamente. En voz alta leí el poema "A José María Palacio” donde el poeta preguntaba por el inicio de la primavera de Soria, como excusa en el fondo para recordar a Leonor, su joven esposa muerta, la mujer que le dio los pocos años de felicidad en su vida.


En la losa de su tumba, entre papeles y flores secas había cintas y banderitas republicanas. Más de un homenaje, terminaría con el canto emocionado de la Internacional. Yo, dejando a un lado mi sentir político, hice otra cosa para mi más importante: rezar un Padrenuestro por el poeta para que se encuentre, él, que siempre la buscó, con la Suprema Belleza, que es Dios. Seguro que sí, que está con Él,  pues soñó que la tenía, como una bendita ilusión, dentro de su corazón.

sábado, 15 de agosto de 2015

Mi viaje a Canadá

Lago Esmeralda en el Parque Nacional de Bannf (Alberta)

Durante diez días he estado de viaje, visitando el oeste del Canadá. Me ha sido dado disfrutar, acompañado de muy buenos amigos, de la experiencia gratificante de los más hermosos paisajes naturales nunca vistos, de pasera por las calles de sus grandes ciudades: Calgary, Victoria, Vancouver.

Con un muy buen tiempo en general, y un clima suave, constato una vez más que en el fondo todo el mundo – ¡nunca me he creído eso de vivir en “la millor terreta del mon”!- es muy parecido con las diferencias propias que la geografía, la historia y la cultura marcan. Ritmos de trabajo que se plasman según hábitos y costumbres diferentes, la gente que pasa su tiempo de ocio y vacaciones adaptadas a sus entornos naturales… al final todo es lo mismo: unidos todos en esa gran fraternidad universal que es la humanidad.

Robson mountain (3.954m)

A mí como amante de la montaña, me recordaba todo a mis Pirineos que conozco bastante bien, aunque a lo grande, más que a lo grandeComo cinéfilo, muchos de sus paisajes me remitían a las películas del oeste, sobre todo las del gran director Anthony Mann (aquellas de tramperos, buscadores de oro, indios que intentaban defender sus territorios, chinos construyendo el ferrocarril, guías de caravanas que tenían que superar los pasos de las montañas…).


Si tuviera, a primera impresión, que elegir algunas de las maravillosas cosas que he visto: escogería el Lago Esmeralda y el majestuoso monte Robson, el más alto (3954 m.) de las Montañas Rocosas canadienses.         

miércoles, 15 de abril de 2015

De vuelta a casa



Han sido casi 15 días en los que no me he asomado a mi blog. La causa, las ocupaciones de la celebración de la Semana Santa y sobretodo un viaje de vacaciones recorriendo parte de Castilla y Portugal. Del que regresé antes de ayer.

Muchas cosas vistas y sentidas. De modo y manera que, como siempre, los viajes para mí parece en hacerse mayor realidad los días posteriores en que recuerdo algunas cosas que viajero he visto. El trayecto, largo, quizá demasiado, pero ése era el programa del viaje: Ávila, Salamanca, por todo, braga, Guimeràes. Y al final Valladolid. Aunque la mayoría de ciudades ya las conocía,  regresar a algunas de ellas siempre es un placer. 

Naturalmente, los viajes cuando se realizan en compañía aumentan aún más sus placeres. La buena compañía que he tenido-unos grandes amigos de Paterna-han ayudado a ello. Y eso que los inconvenientes de mi espalda que ahora parece rota, me ha amargado un poco el dulce. Ya os contaré.

domingo, 24 de agosto de 2014

Chelva





El viernes pasado estuve casi todo el día en Chelva, en la fiesta de su patrona la Virgen del Remedio. Me invitaron unos amigos de la Junta de Gobierno de la Cofradía. Tengo devoción a la Virgen del Remedio porque yo pasé algunos años de mi adolescencia en Chelva.  Pude concelebrar la Santa Misa solemne que se celebró en el templo parroquial, un soberbio edificio de un barroco exuberante que necesita urgentemente una restauracion por fuera y por dentro. El templo estaba rebosante de fieles y se celebró una misa muy solemne, en un altar presidido por robusto retablo también muy barroco que está en fase de reconstrucción. En nustra malhadadda guerra civil el fuego lo destruyó. Desde los años de la posguerra que dicho retablo se está intentando rehacer. Hace falta mucho dinero para tan tamaña obra, pero los chelvanos son gente arrojada y ojalá puedan acabarlo: ya han conseguido reconstruir las dos terceras partes de éste.

Éste es uno de los problemas importantes que tiene este pueblo tan bonito como es Chelva: su restauración . Fue en su tiempo un núcleo urbano muy importante, y conserva en su urdimbre urbana los largos siglos de la historia de su población: un barrio moro llamado Benacazira con callejuelas estrechas, casas enjalbegadas de blanco,recivecos misteriosos y rincones inolvidables. Y una judería en el barrio del Raval, con callecitas retorcidas y empinadas, arcos y pasadizos casi secretos, que dan un gran encanto hoy este esta villa. En todas las placetas se oye el murmullo de las aguas de sus fuentes que se escucha por todas partes. Todavía se conservan tres lavaderos públicos ¡que siguen utilizándose! Pero urge una gran restauración para que muchos edificios no se caigan.Si os gusta la fotografía, hallaréis imagenes preciosas. Deambular por esas callecitas y plazas recoletas donde encontraréis encantadoras hermitas, pasear por el laberinto de las callejuelas de Chelva es un paseo inolvidable.


miércoles, 16 de julio de 2014

Siete días en Suiza




He disfrutado de unas breves vacaciones en Suiza. Me han servido de relax, aunque no por ello, físicamente, haya descansado. Ya se sabe: en los viajes donde hay que ver muchas cosas, se anda, anda y anda… Al final de la jornada acabas reventado pero contento por lo que has visto.

Y he visto un país que responde al tópico: muy limpio, muy ordenado, muy tranquilo y… muy próspero. Edificios y monumentos históricos muy bien restaurados (apenas hemos visto andamios protectores o que soportan su ruina), edificios muy modernos de cristal y aluminio, jardines esmeradadmente cuidados (ni un papel, ni una caca de perro en el suelo), la gente elegantemente vestida, muchas flores, muchos prados verdes y resplandecientes y muchos ríos y lagos de claras aguas. Aunque la lluvia nos puso a remojo más de una vez, los paraguas e impermeables nos permitieron hacer las visitas pertinentes.


Los precios por las nubes, y eso que éstas abundaban en el cielo. Los Alpes Suizos espectaculares. El chocolate suizo, delicioso. Todo muy bonito, pero yo echaba de menos en algún momento, mi casa, mi barrio y sus alrededores.