viernes, 3 de agosto de 2018

REGRESAR DE VACACIONES




Ayer regresé de mis vacaciones veraniegas. Ha sido un mes de julio muy movido, donde he visitado muchos sitios pero los últimos diez días los he pasado en el Pirineo de Huesca.
Mi viaje de regreso ha sido un tanto peculiar, sobre todo para mí, que he perdido la costumbre de usar el transporte público para viajar. 
Desde Bielsa, donde estaba, me he llegado hasta Valencia en autobús público. Toda una experiencia viajera; un amigo me acercó hasta la humilde estación de autobuses de Barbastro donde cogí el transporte que me llevó hasta Zaragoza pasando por la ciudad de Huesca. En la ciudad del Ebro  estuve esperando dos horas y media que aproveché para pasear un poco por dentro de la enorme, espléndida y elegante estación y también para comer. Luego a las tres y media subí al autobús que me llevaría hasta Valencia, parando en Calamocha y en Teruel.
Cuatro horas después llegaba a la estación de autobuses -vetusta, cutre- de mi ciudad, con la ventaja de estar situada muy cerca de mi casa. El calor húmedo y bochornoso me recibió en la calle.

Aunque sea para muchos una experiencia frecuente, que los que utilizamos el coche privado no vivimos, sí que has sido verdaderamente positiva sobre todo cuando viajas  muy ligero de equipaje como yo iba.

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