domingo, 3 de enero de 2016

Estos días de Taizé: una primera reflexión


En muchas parroquias, estas Navidades han sido un poco diferentes. La Peregrinación de Confianza del movimiento juvenil cristiano de Taizé , ha dejado en un segundo plano algunas de las costumbres y tradiciones (hermosas y entrañables, pero muy rutinarias) de la Navidad en las parroquias. Pienso que ha sido para bien, puesto que nos hemos centrado mucho más  en el encuentro personal con Jesús de Nazaret, El Cristo, a través de la oración y la convivencia entre jóvenes y no tan jóvenes, como son los miembros de las familias que los han acogido.

La organización (por lo menos en la parroquia que yo sirvo) ha sido prácticamente perfecta. La general, también e impresionante: la saludable alegría de los jóvenes por las calles, las dos inmensas carpas, los templosque fueron lugar de oración común, llenos hasta la bandera,  en medio de ellos los cantos de Taizé que son en sí mismos ya oración más intensificada en el silencio (atronador) de tantos corazones jóvenes en relación confiada y amorosa con Dios, nuestro Padre común.  ¡Parece como si el mensaje de Jesús estuviera todavía esperando a ser estrenado!

Estos días hemos vivido, pues, la experiencia de Taizé.Todos coinciden en el gozo y la alegría de descubrir que hay otro modo de vivir la fe en Jesucristo con profundidad, lejos de las gazmoñerías de otros movimientos cristianos. Sin rupturas pero también sin rollos ni ritos obsoletos o inescrutables, sin personalistas mediaciones y libres de instituciones fosilizadas. ¿No es eso lo que están pidiendo los jóvenes? Nuestra Iglesia de Valencia debe tomar nota: yo, personalmente, las he tomado.

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