viernes, 14 de septiembre de 2018

LIBÉRAME DE MÍ MISMO



Aquí estoy Señor, doblado 
como un signo de interrogación 
que espera la respuesta 
al ritmo urgente del deseo tan tirano. 
Endereza mi pregunta y hazla
un signo de admiración agradecida.

Aquí estoy Señor, 
hueco como la palma de la mano, 
hecha un cuenco para recibir el agua 
sin demora. 
Distiende mis dedos de mendigo ansioso 
en un ágil gesto de baile y alabanza.

Aquí estoy Señor, 
curvado como un anzuelo 
que busca afilado 
con su seguridad de acero 
la presa tangible como pago justo
a su esfuerzo tenso. 
Ablanda mi rigidez 
     en el suave mecerse del sedal sobre las olas.

Aquí estoy, Señor, acogiendo tu don,
la alegría y la paz de tu misterio.

Benjamín González Buelta, sj

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