El cine del japonés Kore Eda es un cine que desprende luz y que en muchos momentos parece congelarse para subrayar la emoción de cada situación que plantea. Emoción controlada: aunque muy cerca de la lágrima que daría paso al melodrama el director nipón sabe medir cada situación, no agota el climax de las secuencias y sortea el sentimentalismo. Y como en el cine de Ozu, el paisaje urbano o el de la naturaleza se convierte en un espejo de las emociones interiores que viven sus personajes y trasladad al espectador. En sus historias los personajes no son ni buenos ni malos radicalmente. La luz de la bondad humana vivida en especial en el ámbito familiar llena sus cintas.
Esta belleza además surge del mismo interior de los protagonistas, portadores de un bondad sin límites que se retroalimentación además por la vivencia intensa de los lazos familiares.
Todo esto se puede disfrutar después de ver en Netflix, el filme “Nuestra hermana pequeña” una autentica joya y obra maestra salida de las manos del cineasta japonés Irozaku Kore Eda y cuyo argumento es el siguiente: Sachi, Yoshi y Chika Kōda son tres hermanas de 29, 22 y 19 años de edad, respectivamente. Viven en la casa de sus abuelos , donde crecieron después de que sus padres se separaron y las abandonaron. Un día reciben noticias de la muerte de su padre, a quien no han visto en quince años. En el funeral, descubren que tienen una hermanastra, Suzu Asano, de 14 años. Debido a que no hay nadie quien la cuide, Sachi la invita a vivir con ellas.
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