Una imagen de "Magical girl"
Magical girl (España, 2014) de Carlos Vermut, “Loreak-Flores” (España, 2014) de Jon Garaño y José Mari Goneaga y “Felices 140” (España, 2015) de Gracia Querejeta son las tres películas preseleccionadas por la Academia del Cine Español para aspirar al Óscar a la mejor película extranjera. Tres cintas que pasaron fugazmente por las pantallas de nuestra ciudad (las dos primeras, en la primavera del año pasado y la última, estrenada en mayo pasado). Su pase, hay que decirlo, como todo cine español “no oficial”, fue con poca gloria, lo que hizo que muchos espectadores no la hayan visto. Y sin embargo, también hay que decirlo, estas películas se merecen un abierto reconocimiento por parte de los buenos espectadores de ese arte denostado por el vulgo que es el buen cine, que es el que comunica, el que tiene algo que decir sobre el hombre y sus profundas experiencias humanas.
Esto
pasa en nuestro denostado y querido cine
español. Esta relación amor-odio que hacia éste tiene el espectador medio,
provoca la exaltación de ciertos largometrajes de explicita mediocridad y que
se trasforman el evidentes éxitos, dado el "taquillazo" que producen. Sin embargo,
otras películas, más artesanas, menos subvencionadas, más humildes pero de
reconocible calidad artística no logren levantar cabeza en el interesado
“ranking” del cine comercial. Al final, los valientes y esforzados creadores de
estas obras cinematográficas se rinden, se venden al mejor postor o productor o
se diluyen en otros medios visuales como es la publicidad o la televisión.
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