lunes, 16 de julio de 2012

Delicada historia de amor

A veces nos preguntamos al ver la felicidad de ciertas parejas, que parecen tan diferentes el uno del otro, y que en gustos y sensibilidades están en las antípodas; cómo hacen posible esa vida de pareja: este filme aborda con sabiduría este tema y nos habla de la capacidad del autentico amor de trascender la atracción física y la sexualidad desenfrenada como condicionamientos únicos e imprescindibles de dicho amor. De modo que “La delicadeza” parece una película de otra época: tal vez por ello los mismos decorados, muebles, vestuario parecen no corresponder al tiempo actual en que se desarrolla el filme. Nathalie (Audrey Tautou) está casada con François y es plenamente feliz desde que se conocieron. Desean tener un hijo pero se quieren esperar para disfrutar un poco de su amor lleno de espontaneidad, alegría y novedad. Pero algo terrible ocurre: un accidente siega esa gran felicidad y Nathalie, viuda, sufre un una gran duelo. Se centra entonces en su tarbajo donde su eficacia la hace ascender. No quiere saber nada del amor, aun cuando su jefe le tira los tejos. Todos se extrañan de su helada actitud hacia los hombres, dada su belleza, su simpatía, su delicadeza de trato. Hasta que un día, inesperadamente, siente el impulso de dar un beso apasionado a Markus, un desgarbado sueco, con el que se encuentra todos los días en el ascensor. Pese a su poco atractivo e inmensa timidez, éste es un hombre de corazón bondadoso y lleno de nobleza y de ternura. Con él encontrará de nuevo Nathalie la dicha y la felicidad. Así pues recomiendo esta fielme para todos los que tienen sed de ver historias de amor sin caer en el melodrama ni en lo rosa, con lágrimas y risa incluidos que levantan y sosiegan el corazón y lo ensanchan de dicha para hacer frente a la cruel y depresiva realidad que nos rodea. A lo mejor es una evasión alienante de la vida, ¡pero nos hace tanta falta!

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