martes, 23 de septiembre de 2014

Ya en San Antonio de Pádua (con otro, -perdón- discursito).


Quizá fue la primera vez que yo estuve en la que ahora es mi Parroquia: en una boda.

Amigos, ¡ya está! Se acabó este periodo de transición. Ayer inauguré mis actividades pastorales como Párroco de San Antonio de Padua. Una ceremonia solemne y llevadera si no fuera por el intenso calor que hacía. Pero muy bien. La gente se la veía contenta, llenaba el templo y yo me sentí muy feliz.

Ahora a trabajar. Ya os contaré, aunque es fácil que por la mudanza tenga problemas con internet y no pueda comunicarme con vosotros. Una lástima, pero todo se andará.
Perdonadme que os castigue otra vez con otro discursito:


“Saludo del nuevo Cura Párroco con motivo de su entrada en la Parroquia de San Antonio de Padua.

¡Hola a todos!
Agradecido y emocionado ante esta ceremonia de recibimiento por parte de ésta, para mí, ya entrañable Parroquia, quiero que estas palabras, además de breves, lleguen a todos los que estáis aquí presentes, soportando calores e incomodidades y también a los que o bien me han llamado telefónicamente o mandando algún wasshap, me han comunicado que pese a su intención de venir no les ha sido posible estar aquí presentes.

Con nostalgia y pena dejo atrás una parroquia también muy entrañable, y que creo que es bastante diferente de ésta. Hace un año más o menos yo me dije: José Luis, es hora de levantar el vuelo, es hora de comenzar nuevas tareas pastorales! No sé si fue la cercana, imprevista y sorprendente dimisión del papa Benedicto XVI, pero a mí me hizo pensar que hay que seguir adelante y que si tienes ilusión, seguir adelante con cosas nuevas.

Así que aquí estoy: seguramente echaré muchas cosas de menos de otras parroquias donde he estado: en La Yesa y Apuente y Abejuela donde comencé como párroco, después como vicario en la cercana San Miguel y San Sebastián, luego, durante mucho tiempo, en la parroquia María Madre de la Iglesia en Marxalenes y por último, en la parroquia de Nuestra Señora de Los Ángeles del Cabañal, durante 12 años.

Y ahora, pues, en la parroquia de San Antonio de Padua, aquí estoy. No sé a qué hora me ha llamado el Señor para trabajar en su viña del Señor: sé que tendré el jornal justo y merecido. Y para ser digno discípulo de Jesús de Nazaret el hijo de Dios, no echaré la mirada atrás sino que araré el campo del Señor mirando hacia adelante. Así voy a caminar con vosotros, querida comunidad parroquial, para seguir los pasos de Jesús.

Un camino a recorrer, que vosotros y yo tenemos que andar, que inventar. El evangelio de Jesús siempre será una novedad, y aunque nos cerquen muchas veces la comodidad y la rutina, nunca hemos de dejar de navegar con el  "piloto automático encendido", si no probar caminos nuevos, modos diferentes, y distintas maneras de vivir nosotros el Evangelio de Jesucristo.

Así pues, agradezco enormemente a todos los que me habéis acompañado: Señor Vicario Episcopal, señor Arcipreste, curas de las parroquias vecinas, compañeros de curso, sacerdotes amigos.

Saludo igualmente la párroco de la Parroquia ortodoxa de San Jorge mártir y al Pastor Evangleista, mi amigo Lucaino, de la Capilla de El Salvador de El Cabanyal, aquí presente.
Y en especial a mi Vicario don Paco Vañó, y también a Basil que me han suplido en estos días, llamados de interregno.

Gracias a mis familiares y a todos vosotros amigos y amigas que una vez más demostráis vuestro cariño y amistad. A todos os pido que recéis por mí para que acierte en mi actividad pastoral y os pido que alguna vez que otra os acerquéis a verme. Aquí tenéis vuestra casa, aquí tenéis siempre un amigo.

Agradezco al Consejo Pastoral Parroquial todos los esfuerzos que han realizado por preparar este comienzo de mi vida parroquial y también, cómo no, los emplazo: a la legión de María, a los catequistas de primera comunión y poscomunión, a los miembros del equipo de Caritas parroquial o de la Cofradía de la Virgen de los Desamparados,  del Coro parroquial,  a los responsables de la Pastoral de matrimonios,  a los que se encargan de la economía de la parroquia, a los miembros de la acción católica general, a los que se encargan de los asuntos jurídicos, a los que cuidan del decoro y limpieza del templo, y a otros muchos que colaboran para que esta Parroquia sea lugar de encuentro, mesa familiar, espacio de convivencia. Todo alrededor de Jesús el Señor.

San Antonio de Padua sea nuestro intercesor. Y la Mare de Deu, que desde atrás del templo nos mira con dulce amor de Madre, nos ampare a todos

(Ahora después, tomaremos un pequeño refresco en el  Salón  de actos).

¡Gracias, muchas gracias!”


No hay comentarios:

Publicar un comentario