domingo, 12 de mayo de 2019

CANONIZACIONES LAICAS


Canonizaciones

A mi Rubalcaba me parecía Rasputín cuando lo veía actuando como político en la televisión. No sé, si era por su barba casi puntiaguda o por si prominente calva, o por las medio sonrisa con la que querían endulzar sus  altivos discursos cerrados, y también inteligentes pero muchas veces demoledores. Bueno, era un político y parece ser, de los mejores.

Ahora que ha muerto casi repentinamente ha sido subido a las más altos altares de la opinión publica. Como antaño se hacia con los santo, A Rubalcaba solo le faltaba ya la aureola de santo laico. A venerarlo, como en una romería, han acudido todos y muchos ponían cara de viudas.

Ha sido canonizado hasta la saciedad por los medios de comunicación. No hay cómo morirse rápidamente y relativamente «joven». Si D. Alfredo hubiera fallecido a la sombra y penumbra de los muchos años cumplidos, una obituario o una esquela hubieran ocupado apenas una pagina de periódico, y tal vez medio minuto del telediario.

Casi algo parecido ocurrió la semana pasada con el problema de salud del infarto del futbolista Casillas. Lo siento  por su enfermedad, pero me pareció más que excesivo el inmenso revuelo que la prensa organizó. Pero vivimos en una sociedad tan intercomunicada y tan manipulada por los medios que no habrá más que pensar que no tenemos remedio.


Por descontado, yo como creyente, no he guardado un minuto de silencio, sino que he rezado a Dios un Padre Nuestro por el alma de uno y por la salud del otro.

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