viernes, 8 de mayo de 2020

APERTURA DE TEMPLOS ¿YA?


Con temor y temblor, pero también con esperanza e ilusión, estamos emprendiendo los preparativos para abrir los templos al culto litúrgico. Creo que muchos cristianos en sus casas han realizado también otro culto, distinto, pero no por ello menos valioso, convirtiendo sus hogares en parroquias particulares en templos domésticos.

El lunes que viene pues, se abren de nuevo los templos y  me entero que algunos curas intentan volver a realizar intensa y rápidamente los mismos actos que antes celebraban: misas con niños, celebraciones muy largas, distintos actos piadosos… Creo que todavía hay que ser moderado en todas estas cosas y el celo pastoral debe también ser precavido. Despacio, tranquilamente, que ni la Iglesia se va a hundir porque aún retrasemos la normalidad parroquial, ni el Evangelio va a perder esa fuerza maravillosa que nos une a todos en la fe en Jesucristo el Señor.

Hoy mismo hemos he desinfectado y limpiado a fondo el templo de nuestra parroquia para abrirla el día once. De hecho, me preocupa, que el lunes vengan algunas personas que quizá -por su edad, por su debilidad- debieran quedarse más bien en casa, y me preocupa también que eso lo pretendan hacer por el imperativo de la fe. Dios no nos exige más de lo que podemos y en este momento nuestra salud y la salud de los demás es sumamente importante.

Preocuparse de la salud de los demás y la nuestra propia y cumplir las normas cívicas sanitarias, es un modo de amar que a Dios lógicamente complace.

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