viernes, 22 de mayo de 2020

¡COMO SI FUERA MI PRIMERA MISA!


Qué alegría, hoy, en estos días de primeras misas en el templo. Con una gran ilusión como si fuera un «curita misacantano» que por primera vez aparece en su primera parroquia y comienza a preparar las cosas litúrgicas a su modo, gusto y criterio, el lunes pasado abrí el templo de la parroquia para, con toda suerte de precauciones, celebrar por fin la primera misa después de la declaración del estado de alarma. Está ademas acudiendo bastante gente; ni mucho menos he estado solo como y ha habido un buen número de personas que han asistido a esta extraña celebración de la santa misa con mascarillas, guantes, manos lavadas con hidroalcohol y distancias de respeto. En el templo se les notaba

a los asistentes un punto de miedo o prevención pero también mucha emoción religiosa. Momento de la comunión el más dedicado de todos pues los fieles tienen que quitarse la mascarilla para comulgar y antes coger en la mano la sagrada hostia, he preparado en una mesa como si fuera el comulgatorio una mampara que verdaderamente nos aísla. Todo es poco, con imaginación y precaución para luchar contra este bicho que ha intentado deshacernos social y religiosamente

Muchos recuerdos vamos a ir acumulando en la experiencia de esta situación tan lamentable de la pandemia, pero estos primeros días de celebración de la misa, sin duda para mí, va a ser algo tan memorable como la vez que celebré por primera vez la misa en la primera parroquia que, siendo muy muy joven, empecé a ejercer de Cura.

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