José Mújica, un papa Francisco laico.
Se nos mueren los líderes, los iconos éticos, Esos personajes de nuestra historia contemporánea que son referentes morales de todos nosotros, y que son faros de los que emergen las señales que nos indican qué hemos de hacer para ser personas coherentes con nuestra dignidad de ser humanos Y para dar sentido a nuestras vidas. Hace un mes, fallecía el Papa Francisco; hace dos sen¡manas, el día 13 de mayo, falleció José Mújica, que fue presidente de Uruguay durante cinco años y que se retiró a cultivar sus flores y sus verduras en su humilde casita de campo. Se declaraba agnóstico y también panteista, y encarnó esos valores que a muchos cristianos nos entusiasman porque los vemos incluidos en el Evangelio: la solidaridad y la fraternidad, el compromiso con la sociedad, especialmente con los pobres, el olvido de sí mismo para ayudar a los otros, el deseo de construir un mundo mejor, el rechazo al sistema del capitalismo liberal, su enfrentamiento al consumismo, su deseo de vivir desprendido de lo innecesario, de respirar al ritmo de la naturaleza.
Y también otras cosas que serían las delicias de Jesús de Nazaret, en su proyecto de construir el Reino de Dios aquí en la tierra: la humildad, la sencillez, la simpatía, la lógica más humana, etc. José Múgica fue un hombre coherente: nació pobre, vivio pobre y murió pobre.
Como todo icono informal, fue también un personaje controvertido: el rechazo de sus actitudes o pasado revolucionario. (estuvo en la guerrilla tupamara, cuando su país, Uruguay, y vivía en la más atroz dictadura -se jugó el tipo combatiéndola-; encarcelado durante doce años fue finalmente liberado. Hay una película titulada “Una noche de doce años”, que narra ese episodio de su vida; le acusaron de marxista (él afirmaba que más que comunista era un estoico) ¡como si querer que el mundo fuera más justo y que los bienes de la tierra, que son de todos, estuvieran mejor repartidos, perteneciera a una única ideología! Leed en los Hechos de los Apóstoles, en el capítulo 3, algo muy parecido a lo que soñaba el expresidente de Uruguay. “ El grupo de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma: nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía, pues lo poseían todo en común[…]. Y se los miraba a todos con mucho agrado. 34Entre ellos no había necesitados, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero de lo vendido 35y lo ponían a los pies de los apóstoles; luego se distribuía a cada uno según lo que necesitaba.”
También a estos iconos, les puede ocurrir que su luz nos deslumbre, y nos incapacite para ver sus sombras. … nos olvidamos que tenían también muchos de lo defectos en los que sobreabundamos todos nosotros. Pero, ¿no os parece estimulante que nuestros líderes sean humanos como nosotros y a la vez nos empujen a pensar que lo que ellos han realizado por el bien del mundo, también para nosotros está a nuestro alcance, igualmente, podamos realizarlo?
Por eso, Pepe Mujica, me parece recordar siempre al Papa Francisco. Ambos compartían con salvedades, como es natural, muchos puntos de vista humanísticos sobre el mundo en el que vivimos. Igualmente, su modo de vivir, evitando en todo lo posible lo accesorio, era la sencillez y la humildad y pobreza. Al Papa Francisco, para muchos que le seguíamos le podríamos ya invocar como santo…Vivían ambos tal como Dios quería al servicio de los otros, construyendo un mundo mejor. A Pepe Mújica, en cierto modo lo podríamos llamar un santo laico: comprendió que estamos llamados a amar a los demás, y también a ser amados.
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