miércoles, 29 de enero de 2014

Cuervos, gaviotas y palomas en la Semana de la Paz




Uno de estos días se conmemora en la Iglesia a la Virgen de la Paz, y en muchas partes del mundo se celebra la Semana de la Paz, coincidiendo con el aniversario de la muerte de Gandhi.

La paz es uno de los dones más grandes que el hombre puede tener. Indispensable para  poder vivir con felicidad, para andar el camino de la vida. Jesús llamó “dichosos a los que trabajan por la paz”. Todos sabemos que la paz no se refiere sólo al estado no bélico de una nación, la paz es algo que también pude faltar en nuestro corazón.

A muchos se nos llena la boca cuando hablamos de paz, porque sólo estamos pensando que cesen la guerras en Siria, en Sudán del Sur o en la República Centroafricana (antes, Congo). Pero hay otra paz que tiene que construirse en nuestros alrededores domésticos, sociales o políticos: el crecimiento de las tensiones  pueden transformarse en sutiles  y solapadas guerras.

Porque la paz es frágil y débil y está sujeta a cualquier asechanza. Eso pareció verse el domingo pasado, como una imagen metafórica de la realidad, con lo que pasó con la paloma que el Papa Francisco en la plaza de san Pedro lanzó al aire en un llamamiento en favor de la paz. Un rapaz buitre y una hambrienta gaviota  atacaron a la paloma. (No sé si ésta escapó o no).

Hay que recordar con frecuencia a Gandhi, o a Luther King, a la o al mismo Jesús de Nazaret que entregaron su vida por la verdadera paz.

¡Virgen de la Paz, ruega por nosotros!

No hay comentarios:

Publicar un comentario