miércoles, 16 de marzo de 2022

EL ALETEO DE LA MARIPOSA

 


En tiempo de Fallas suelen instalar una churrería a la entrada de mi calle que tiene a su mitad y final sendos casales de fallas. (Mi vivienda en medio: cien metros a la derecha una, la otra también a cien metros. ¡Imaginarse el “armónico” ruido y la paz nocturna!). Cuando salgo a pasear, y ya de regreso a casa, y paso por la churrería, me asalta la tentación, en la que siempre caigo, de comprar una docena de churros. Ya sé que no son muy recomendables para la salud de un jubilado, pero no logro nunca vencer la tentación y también es laudable caer de vez en cuando en ella.

 

La semana pasada, inauguré la temporada comprando una docena de churros. Me costaron seis euros. Ayer tarde, también lo hice y me llevé a casa otra docena. Ya habían subido de precio, me costaron dos euros más.

 

No sé si la subida de su precio se debe a que está ya más cerca la fiesta final de las Fallas. Más bien opino que la terrible guerra -invasión de Ucrania ha hecho subir el precio de la harina y del aceite de girasol. De cómo una cosa tan sencilla y humilde -unos churros- sufre la influencia negativa de una guerra. Pues debe ser verdad que el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar al otro lado del mundo una enorme tormenta.

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