jueves, 3 de enero de 2013

Año Nuevo, Iglesia Nueva

Hace un siglo la iglesia dels Ángels era así

¡Feliz año Nuevo,  Iglesia mía!

Te deseo lo mejor, querida iglesia, que es también deseármelo a mí, ¡pues yo soy Iglesia!
Te deseo lo mejor, y lo mejor, querida Iglesia, es que sepas construir ese reino que Jesús, el carpintero de Nazaret, quería construir. Que la imagen de tu empresa no sea  el templo de San Pedro ni los Palacios Vaticanos, sino la humilde estancia y el taller de un carpintero, porque este año no debería ser el año de la cátedra, del magisterio, sino el de la sencillez del discípulo que aprende, del humano que pregunta y ¡hasta se equivoca!

Te deseo lo mejor, amada Iglesia, de la que yo soy una parte, en este año nuevo que empieza su camino: que este sea un camino dónde seas creíble: no el camino del discurso condenatorio y  el de las taimadas peroratas, sino el de la verdadera comunicación, el de la conexión real con la vida y con las personas, el del perdón, el de la misericordia, el de la comprensión.

Te deseo Iglesia mía, en este año que, rodeados de nubarrones, presagia lo peor, que tú lo ilumines con la voz del evangelio de Jesús, que nos des la mano de la confianza y el coraje para salir nosotros los primeros al tiempo de la primavera, de la luz y de la alegría y que tu largo pasado, lleno de pecados y también de méritos, no sea un lastre para tú ponerte en la vanguardia de la humanidad.

Feliz, venturoso, próspero, prometedor y abundoso año nuevo,  a todos los hombres/mujeres de buena voluntad, pues todos somos Iglesia!

 

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