jueves, 12 de junio de 2014

La fiesta de los curas




Más de la mitad de los sacerdotes que ejercemos nuestro ministerio en la diócesis de Valencia hemos estado esta mañana en la iglesia del seminario de Moncada celebrando una fiesta propia muy nuestra: La de Cristo Sumo y Eterno Sacerdote. Es una fiesta que se ha hecho universal a instancias de un Arzobispo de Valencia, don José María García la Higuera que fue el que a mí me ordenó de cura.

Allí estábamos pues más de cuatrocientos curas rindiendo en primer lugar un homenaje a los sacerdotes que celebraban sus Bodas de Plata o de Oro sacerdotales, que fueron todavía promociones muy numerosas; a  Dios hemos de dar gracias por su vida entregada a su vocación sacerdotal. Después en una solemne eucaristía presidida por el Arzobispo hemos continuado esa acción de gracias. El Arzobispo en una breve pero bella homilía (ya está llegando a la influencia del Papa Francisco en lo que dice de la brevedad de los sermones) ha glosado algunos aspectos del la misión del sacerdote.

Todo ha terminado pasando de la misa a la mesa, en una comida fraternal, muy numerosa, en largas mesas dispuestas a lo largo de uno de los claustros del seminario

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