jueves, 19 de junio de 2014

Banderas de nuestros padres




"Banderas de nuestros padres" es el título de una excelente película de Clint Eastwood que contaba un episodio ocurrido en la segunda guerra mundial, se ponía en solfa el heroísmo oficial  y giraba alrededor de un tema conocido en la cultura de los  norteamericanos y el culto y veneración que éstos profesan a la enseña nacional: la bandera de las barras y las estrellas.

En efecto si uno viaja a Estados Unidos, podrá contemplar la abundancia y profusión de la insignia nacional que preside todos los edificios, decora todas las calles, y ondea en la puerta, incluso, de muchos hogares norteamericanos. Si se viaja por Francia,  la bandera tricolor se contempla en muchísimos sitios y lugares, incluso dentro de los templos.  El 14 de julio, fiesta nacionalizan esa, las banderas parecen multiplicarse.

Todo lo contrario de lo que ocurre en nuestro país, España. Hoy, por ejemplo es un día patriótico nacional de los más importantes de esta época: no se proclama un rey todos los años. Lo normal hubiera sido que en los balcones y ventanas de los edificios de cada ciudad hubiera ondeado la bandera roja y gualda. ¡La que hubieran organizado yankees y gabachos en su país!

Esta mañana en mis caminatas por el barrio he visto escasísimas -con los dedos de una mano se pueden contar-, insignias nacionales. Y no sé si estas estaban puestas para animar a nuestra fracasada selección nacional de fútbol, o en honor de nuestro Rey Felipe VI.

No sé si es la inercia de otros tiempos de la dictadura y represión franquista donde nos enseñas nacionales eran muchas veces impuestas a sangre y fuego. ¿todavía nos dura la reacción?


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