martes, 11 de diciembre de 2018

LA PROMOCIÓN DE 1958: ANHELOS, NOSTALGIAS.

ERA EN 1963, CUANDO ESTABAMOS CURSANDO QUINTO DE AQUEL LARGO BACHILLER.
EL PROFESOR, ERA EL DE LATÍN, D. JOSE ESTEVE, UN SABIO LATINISTA. ¿DÓNDE ANDO YO?
La promoción de 1958.

Hace unas semanas y con motivo de la noticia del fallecimiento de un compañero de estudios muy querido del Seminario de Moncada y que no llegó a ordenarse sacerdote, de pronto surgió entre el grupo de los que allí estudiamos el deseo de ponernos en contacto y comunicarnos después de tantos años. Hace unos cuantos ya hubo un intento de convocatoria que casi se logró con éxito puesto que nos reunimos muchos para comer juntos. Pero es francamente algo muy difícil puesto que fue hace unos 60 años cuando, niños y adolescentes estuvimos conviviendo. Fue en 1958 (yo me incorporé dos años después) cuando comenzamos los estudios en el Seminario rimbombantemente llamado entonces “Metropolitano) con la llamada de la vocación para ser sacerdotes. La mayoría replanteada su vocación, dejaron la opción clerical y optaron un por una vida laica. En el transcurso del tiempo, el río de nuestras vidas ha fluido con muchas aguas que ahora ya remansadas por la edad nos fuerzan a contemplar éstas con más paz, sosiego, y con abundante nostalgia.

A través de un grupo de WhatsApp que empezó siendo muy acogido y numeroso, nos hemos en contacto e incluso algunos nos vimos en la Misa de funeral que se celebró en mi parroquia por el alma del compañero difunto. Se habló de intentar una reunión populosa después de las fiestas de las Navidades. Lo veo difícil aunque me gustaría que fuera posible. Ha pasado mucho tiempo, a algunos nos cuesta incluso hasta reconocernos, y la vida transcurrida nos hace verla desde distintos horizontes. Pero sería muy bonito: recordar los avatares y hazañas vividos juntos en el seminario, contarnos después lo que pasó luego de tomar la opción de una vida de clérigos o de laicos, fundando una familia, o como en mi caso, ordenarme presbítero y ejercer casi ya cincuenta años de cura. 


A los compañeros que ya, ¡ay!, murieron, Paz Eterna. A los que quedamos, alegría, felicidad y muchos años de jubilación.

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