lunes, 24 de mayo de 2021

FRANCISCO BRINES Y LA NADA


 Esta semana pasada, en su edición del domingo, el periódico El País publica una página-anuncio con el homenaje que la Generalitat Valenciana rinde al recién fallecido poeta de Oliva, Francisco Brines.

En la página, un dibujo de trazos de su rostro y unos versos elegidos y bellísimos:

“Porque el hombre es eso,

Un tránsito pensante, sensible

Que por ahí anda, para perderse en la nada.

Viene de una nada para perderse en otra nada.

Somos el misterio que existe entre dos nadas”.


Me duelen estos versos.

No sé quién los ha podido elegir.

No son los mejores y dan un perfil del poeta tan cerradamente nihilista que creo que no responde al hermoso trasfondo de los poemas de Brines de los que tenido la dicha tantas veces de disfrutar con su lectura.


Porque no es la nada lo que principalmente respira en sus poemas: es ese “misterio”  de la vida (misterio, sí, Misterio con mayúsculas) lo que él supo muy bien cantar. Sus poemas responden a una revelación, al asombro de un descubrimiento: el del hombre con su ansia de amar y de ser amado. ¿No es así el amor -el Todo que se escapa de la nada- y del que procedemos?

 

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