Este sábado y domingo pasados estuvieron en la parroquia dos seminaristas. Desde el seminario de Moncada se les envía de dos en dos, como en el evangelio, para que conozcan la realidad de las distintas parroquias que hay en la ciudad de Valencia. Esta vez ha tocado a las parroquias del centro de la ciudad que son muy numerosas y pertenecientes al Arciprestazgo número 1.
Dos chicos muy jóvenes que venían con la ilusión que es ese tesoro que conservan en el corazón y que es su vocación a ser sacerdotes. Cursaban los primeros cursos de la larga la preparación para llegar a ser ordenados. Eran en cierto modo complementarios: uno, nervioso y locuaz y, más tranquilo y taciturno, el otro. A ambos se les adivinaba un gran corazón que sin duda albergaba la fe en Jesús de Nazaret del Cristo.
Les mostré un poco la realidad de la parroquia de San Antonio de Padua. En las misas que se celebraron, ayudaron como acólitos, y yo, después de breve homilía, les cedí la palabra. Se explicaron muy bien, y expresaron su alegría de estar preparándose para ser curas. Yo veo esta actividad muy interesante. Ahora ya no es como antes, cuando el internado estricto en cierta manera nos “apardalaba”, hoy los seminaristas tienen muchísima movilidad y a lo largo de su formación conocen prácticamente muchas de las parroquias de la diócesis. Veo más interesante que los seminaristas conozcan a los curas que están ahora ejerciendo porque según la forma y modelo de ser los párrocos, son también las actividades y vida de las parroquias.
Gracias a ti José Luis por la acogida que nos disteis en la parroquia de San Antonio de Padua. Toda una lección enriquecedora para nuestra formación, pero más aún a nivel personal y de fe. Hemos visto cómo una parroquia es cercana, viva y sencilla, por y para los pobres. Esto es necesario para no 'apardalarnos' en el Seminario. Hay que conocer la realidad para anunciar a Jesús a todos. Gracias.
ResponderEliminar