domingo, 2 de octubre de 2011

San Miguel, el Arcángel de Llíria

 
Os cuento lo que estos días he vivido con motivo de la fiesta de San Miguel en Llíria, mi pueblo de adopción.  El 29 pasado, jueves, fue la fiesta mayor, el día del Arcángel. Por la mañana, Misa Solemne, con discreta asistencia de gente y por la tarde, la solemne procesión muy concurrida de espectadores pero con pocos y muy desordenados “procesionarios”,  con las imágenes de San Vicente co-patrón de la ciudad y la de San Miguel, una imagen de reminiscencias góticas, muy estilizada, con un rostro muy peculiar y una cabellera de oro muy “explosiva”.

La víspera, es con todo, el día que a mí me gusta más. A las doce nos reunimos en su santuario, en una colina que preside la población,  los curas hijos del pueblo y los que han realizado su pastoral en él. Celebramos juntos la eucaristía de la Fraternidad sacerdotal. Luego comemos –casi siempre abundantemente (¡uy, qué pecado!)- y ya por la tarde, acompañamos al Santo en la romería  a la que acude casi todo los edetanos que es el patronímico de los de Llíria dado su antigua nombre ibero-romano: Edeta.

En al romería, la imagen baja por pronunciadas pendientes hasta llegar al pueblo donde se encuentra con la de San Vicente Ferrer (ambos simulan un pequeño baile para mostrar la alegría del encuentro) y luego siguen “chano”, ”chano”, hasta la Iglesia central.

Una pequeña novedad, la romería y  procesión la presidían los tres curas del pueblo, que parecen haber estrenado juventud (será porque uno ya  se hace viejo). Para dos de ellos era su primera  procesión. Detrás de todos una manifestación del PP: alcaldes, conseller, concejales, militares y adjuntos: todos los  políticos hablando por los codos, sin ningún respeto: mejor que no vengan.

Que San Miguel nos proteja en el combate: “Defendenos in praelio!”.


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