domingo, 4 de noviembre de 2012

Sólo hay una amor ( a propósito del Evangelio)




Los israeliitas lo tenían claro. Era la confesión principal de ellos: “Escucha Israel, El Señor Dios es el único Dios. Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu mente, con todo tu ser…”  Los musulmanes adoptarán este aserto y dirán: “Solo Alá es grande y Mahoma es su profeta”.

Pero Jesús altera completamente este inquebrantable principio religioso al identificar este mandamiento con el del amor al prójimo. Al principio habla de dos mandamientos jerarquizados. Dice: el primero es amar a Dios…  y el segundo es: …y al prójimo… para terminar afirmando: No hay mandamiento mayor (¡en singular!) que éstos.

La identificación de Dios y el prójimo para Jesús es esencial. Vemos que en el fondo no hay ateísmo propiamente dicho: un que no cree en Dios y ama a los demás hombres esta amando a Dios. Recordad la parábola del juicio final.  O el aserto de Juan “Si yo no amo a los hombres a los que veo”, ¿cómo voy a amar a Dios a quién no veo"?

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