jueves, 2 de mayo de 2013

Después del 1 de Mayo




A mí el día de ayer, Día del Trabajo, como casi todas las fiestas civiles, me sabe a extraño, a un día inclasificable. Debe ser que por mi oficio de cura, los días de fiesta, casi todos “de precepto” (expresión que me pone de los nervios), siempre los tengo muy ocupados, y así los días festivos civiles me pillan descolocado.

No fui a la manifestación.(Hace muchos años que a esas cosas no acudo: me parecen inoperantes y casi siempre llenas de demagogia). Con la televisión me pasa igual: en cuanto aparecen los líderes sindicalistas hablando cambio de canal. (Esos dos señores  -el  de CCOO  y el incombustible de UGT - un energúmeno que parece haberse eternizado en ese sindicato- me parecen personajes que no hablan más que con soflamas y que estuvieron complacientemente callados en la época de Zapatero).

Así pues, utilicé este día para mí algo especial, aprovechando el sol de esta primavera fresquita: dándome un buen paseo. Mi salud me lo agradecerá. Aún me sentí mejor  cuando leí las palabras casi espontáneas que dijo el Papa Francisco:
"El titular que me chocó de verdad el día de la tragedia de Bangladesh fue 'Vivir con 38 euros al mes'. Era lo que cobraba toda esa gente que murió. Es lo que se llama trabajo esclavo", declaró el papa en su homilía citada por la radio.
"Hoy en el mundo esta esclavitud ataca a algo bello que nos dio Dios: la capacidad de crear, de trabajar, de tener dignidad. ¡Cuántos hermanos y hermanas se encuentran en esta situación!"
 "No pagar honradamente, no dar un trabajo porque sólo se tienen en cuenta los resultados financieros, porque sólo se busca la ganancia, va en contra de Dios!",
 "Hay mucha gente que quiere trabajar pero no puede. Cuando una sociedad se organiza de manera que todo el mundo no tiene la posibilidad de trabajar, esta sociedad no es justa", recalcó el Papa, en el Día de los Trabajadores.

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