viernes, 2 de marzo de 2018

¡SANTA RITA, RITA, LO QUE SE DA, NO SE QUITA!


La Gran Cruz de la Legión de Honor es un galardón que tienen los franceses. Y es un premio con mucho prestigio no sé si porque se elige muy bien a quien se le concede o quizá porque se le concede a casi a todo el mundo. Me inclino más por lo segundo. A cualquier personaje que colabore con Francia para darle mas “grandeur” se le cuelga una medalla. Johnny Halliday, dudoso rockero que a los franceses entusiasmaba,  tenía su medalla. También Brigitte Bardot, brillante por el tipazo que tenía pero no por su arte interpretativo, la poseía. No sé si las focas que protegía ornaban su cuello con tal medalla. Para obtenerla hay que hacer méritos para engrandecer a la nación francesa y para quitarla hace falta ser malo y estar vivo.

Harvey Weinstein, el productor de cine y más grande acosador y abusador que han visto todos los tiempos, tenía una de estas condecoraciones que instituyó nada menos que Napoleón. Ahora el Presidente francés  Monsieur Macron ha pedido que se le despoje de ella y así será concedido. Así, que ¡medallas fuera!

Resulta sin embargo que el hijo de un  exiliado español pidió que se le retirase a Francisco Franco las dos insignias -¡dos! que se le concedieron por su colaboración con el nefasto General Petain, allá en 1928 y en 1930. Como  Franco está muerto y bien muerto, pese a que para bien o para mal de algunos, aun quieran resucitarlo, el Tribunal Administrativo de estos asuntos de la República Francesa se lo ha denegado. Así que el dictador, en su tumba del Valle de los Caídos, bajo la marmórea losa, seguirá luciendo las insignes medallas. 


A mí me ha hecho pensar en las manías y obsesiones  llenas de saña de algunos vengadores irredentos que interpretan las normas de la Ley de la Memoria Histórica en nuestra patria. Me imagino al denostado Caudillo diciendo: “¡Santa Rita, Rita, lo que se da, no se quita!

No hay comentarios:

Publicar un comentario