lunes, 23 de agosto de 2010

Como un crío


Esta mañana, me he levantado bien temprano, me he acercado hasta la playa, he andado un buen rato con los pies descalzos sobre la arena y me he bañado en las aguas del mar en el mismo momento que del horizonte de éste emergía el sol del amanecer. Daban ganas de saltar y palmotear como un crío que recibe el baño de manos de su madre en una bañera: una experiencia que en mí se torna emocionado sentimiento de gratitud, de colmación del don de la vida.

Solamente los hijos que confian completamente en su Padre experimentarán en las cosas mínimas sus milagros y grande hechos.

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