viernes, 20 de agosto de 2010

Un alivio para el verano

Con el calor que hace he encontardo un alivio en esta canícula: ver la película Toy story3: sales del cine con la misma frasca sensación de como cuando sales de la ducha. L recomiendo para los críos y más para los adultos seriecitos.

“Toy story 3” es una verdadera obra maestra y un filme que jugando, jugando, nos habla de la melancolía del tiempo que pasa inexorablemente en la vida. Su protagonista, el chico que descubre la vida de sus juguetes amontonados en el baul del desván, se ha hecho mayor, está a punto de entrar en la universidad. ¡Ya no tiene edad para andar con juguetes! Andy, pues, que conocimos con muy pocos años en las dos entregas anteriores de “Toy story” y “Toy story 2” se prepara para ir a la universidad y sus leales juguetes acaban en… ¡una guardería! Los mocosos malcriados con sus deditos pegajosos resultan bastante peligrosos, así que los juguetes, bajo el lema “todos para uno y uno para todos”, organizarán una espectacular huida.


Estos nuevos muñecos están llenos de simpatía e inteligente diseño y sobre todo fuerza psicológica, encarnando algunos a personajes de complicado carácter. Un gran acierto del filme es haberlo situado en el aula de una guardería (es magnífica la secuencia de la primera vez que vemos a los críos de la escuela maternal “atacar” la paz y quietud de unos juguetes que saben también sus dueños, los niños, tienen que ir olvidándolos y abandonándolos porque el tiempo no pasa en vano para nadie. Y así el filme se va llenando de la melancolía otoñal de saber que se acerca la hora de las despedidas de la inocencia que nos permitía crear un mundo de muñecos de plástico, madera y peluche. Lo grande precisamente de “Toy story 3” es que nos recuerda esa inocencia que tuvimos y de la que seguramente todavía aún conservamos un poquito de ella en algún rincón de nuestro corazón.

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