sábado, 9 de julio de 2011

¡Cura desde hace cuarenta años!

D. José Mª. García Lahiguera unge mis manos de sacerdote
Hoy hace cuarenta años fui ordenado sacerdote en la catedral de Valencia por el arzobispo, hoy venerable, D. José María García Lahiguera. Fue una tarde de tanto calor como la de hoy. Yo viví el evento entre el susto, la alegría y la ilusión. De la ceremonia sólo recuerdo dos momentos: el del que cuando te nombran, tienes que dar el paso adelante y el momento que en postración, tumbado sobre el suelo, hacía oración profunda: le pedía a Dios, entre temor y temblor, que fuera un buen cura.

Después vinieron mis destinos como joven cura rural en La Serranía: La Yesa, la Cuevarruz, Abejuela y Alpuente. Luego en San Miguel y San Sebastián de Valencia con los grupos juveniles y hasta casi veinticuatro años en la pequeña y entrañable parroquia de María Madre de la Iglesia en el barrio de Marxalenes. Ahora, desde hace ya nueve años, aquí en Los Ángeles del Cabanyal. 

Cuarenta años en los que he anunciado el Evangelio de Jesús como he sabido y podido: con aciertos y fracasos. También he presentado el mensaje de Jesús a través de la enseñanza: más de treinta años de instituto, en el mundo de la cultura, a través de mi afición al cine. Todo es bueno para anunciar la alegría de la fe en Jesús de Nazareth, aquel hombre bueno que venció a la muerte.

La promoción de sacerdotes de 1971, en el marco incomparable de la Capilla del Santo Cáliz. Hay algunos del curso anterior o frailes.  Yo estoy al lado del polémico obispo de Alcalá, Reig.
 Pese a mis infidelidades, a mis tropiezos, a mis errores, Él ha estado presente siempre en mi vida. Por eso, aunque a veces cansado, estoy alegre y contento. A Él y a vosotros os ofrezco mi alegría. ¡Gracias!

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