martes, 12 de julio de 2011

En el camino del Rocío de Valencia (5). El camino de Hinojos.


El camino de Hinojos es una de las rutas más maravillosas que yo conozco  para llegar a pie al Rocío (y he transitado bastantes caminos alternativos). Al principio, con la Hermandad de  Gines y luego sin ella, sólos, cruzábamos por la Raya Real, una especie de cortafuegos trazado a cartabón, que era un itinerario rectilíneo bordeado de gigantescos eucaliptus. Después lo vallaron con alambradas y espinos: se hacía además muy penoso de andar pues era el suelo pura arena removida. Cada vez se hacía más difícil hacer una parada. Al final desaconsejaron y prohibieron a las Hermandades pequeñas el tránsito por allí. Mejor: aunque la Raya sea legendaria porque se menciona en muchas sevillanas, era un incordio.

Así que elegimos el camino de Hinojos: una de las más grandes maravillas. Un paisaje armonioso e intimo en un camino muy fácil que cruza un denso bosque de tipo mediterráneo, donde los grandes lentiscos, palmitos, arrayanes, adelfas, enormes pinos dan fresca sombra y, la menta, jaras, poleo, margaritas alfombran los bordes. Cuando el Rocío cae más temprano los lirios morados engalanan aun más el camino. Una verdadera gozada.

Ahora esta pidiéndonos impuestos, prohibiéndonos parar a almorzar donde siempre (lo hacíamos bajo unos retorcidos y pacientes alcornoques),  hacia las 11. Como ya llevamos tantos años reconocemos al pasar un paisaje querido, grabado en el alma. El pino solitario, las higueras, el acceso a la verja que cierra el acotado para los toros, “el pino de los mil duros”…
Es el último día de camino: nos ha sabido a poco. Ahora ya todos nos conocemos, hemos hablado unos con otros compartiendo el pan de nuestras mesas. La Hermandad se ha tornado, por milagro del amor a la Blanca Paloma en una fraternidad.

A las seis y media de la tarde, hemos de llegar hasta el Puente del Ajolí, cruzarlo y ¡ya estamos en la aldea del Rocío!

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