sábado, 2 de julio de 2011

Más cosas del camino del Rocío.



De Benacazón (Sevilla) a la aldea de El Rocío de Almonte (Huelva) hay unas diez leguas (sesenta kilómetros), que andamos al paso de los bueyes de la carreta cuajada de flores que porta el Simpecado  y de una manera desigual, en los tres días de camino que la hermandad del Rocío de Valencia, después de haber recorrido sobre las ruedas de autobús desde la ciudad de Valencia la distancia de seiscientos kilómetros. Estas doce horas de autobús se  hacen interminables, sobre todo a la vuelta, donde el sueño y el cansancio saturan el cuerpo.  (A la ida, que es inaugurada con la Misa de Romeros, antes de subir al autobús , aunque en la noche anterior también se ha dormido poco, se haya tenido que hacer el equipaje, dejar arreglada la casa, llenar al nevera para los que se quedan, etc., es más divertido porque la gente en el autobús tiene ganas de jarana)
Los niños de Aznalcázar tiene colegio pero ese día "la seño" les dejan ver el paso de las carretas.





  Hacia las siete de la tarde del lunes, si todo ha ido bien, se llega al polideportivo de Benacazón donde ya todo anda prácticamente preparado (boyeros y bueyes, carreta con flores, etc. La gente se arregla para hacer “una entrada triunfal” en el pueblo de Benacazón, donde te esperan y reciben gentilísimamente desde el más lejano vecino hasta la más alta autoridad, los miembros de la Hermandad benacazonense y otras cofradías. Todo una fiesta: cohetes, campanas, tamborileros, aplausos, bailes y cantos por sevillanas y al acabar, cantar la salve a la Virgen y dar los vivas. Ofrendas de flores, saludos de la juntas de gobierno y alcalde o alcaldesa y concejo. Un bullicio numeroso de gente alrededor rodea la carreta del Simpecado.



Después, cena de la Hermandad en el lugar de acampada (de parada, decimos), y unas oraciones a la Virgen y a descansar porque al día siguiente que es martes, después de la Misa del Alba llegamos al Aznalcázar , que está a unos diez kilómetros y de nuevo se repite lo mismo: bienvenidas y parabienes, fiesta y alegría sana. Los tamborileros que abren el cortejo aquí se multiplican: Miguel Suárez que es nuestro tambor y flauta es acompañado por sus paisanos artistas del mismo instrumento: todo un festival de música rociera. Las calles están a rebosar de gente y por el trayecto todo el mundo te saluda, se santigua ante el Simpecado y grita ¡Viva Valencia! Esta año, para agradecer esta recepción nuestra Hermandad preparó dos grandes paellas y en pequeñas raciones regadas con cerveza o rebujito sirvieron de aperitivo a todos los vecinos de Aznalcázar que se  acercaron. Después, hicimos la comida, el sesteo y la pernocta al lado del Centro de Estudios de laNaturaleza en pleno bosque, a hora y media del pueblo. Cumplíamos así el segundo día de la Romería. Mañana viene ya una jornada más larga y dura, no por el andar, sino por el sol inclemente, que hasata ahora se ha comportado pero aún más ilusionante: el vado del Quema, la entrada y recepción a Villamanrique de la Condesa.

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