miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Mira Moisés a la muchedumbre o al Ayuntamiento?



He aquí a Moisés, convertido en una gigantesca falla, esperando a ser devastado por las llamas. De espaldas a nosotros, pero mirando de frente al gran gentío (y los ojos puestos en el balcon del Ayuntamiento). Con su enérgica mirada airada, contemplando cómo el pueblo de Israel hace caso omiso a las leyes que él bajo el brazo lleva escritas en las tablas.

Como lo esculpió Moisés, presto a cobrar vida, aquí se nos muestra con el mismo brío y a punto de levantarse y lanzar sus rayos y truenos contra ese pueblo que se ha dedicado a adorar el becerro de oro.

Moisés y el Sinaí, el pueblo de Israel y el desierto, las tablas de la Ley y el Becerro de oro, todo parece muy lejano: eso ocurrió hace miles de años. Pero hoy sigue Moisés denunciando la conculcación de tantas leyes y tantos derechos humanos, cuya sagrada observancia es violada y menospreciada.

¡Pobre Moisés! Mañana por la noche, en la “Nit del Foc”, lo quemarán. Será  al principio rayos y truenos, fuego y fulgor; y después humo y ceniza que bomberos y barrenderos luego barrerán.

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