domingo, 9 de noviembre de 2014

Hay muchos muros que derribar


Hoy, 9 de noviembre, se ha celebrado el 25 Aniversario de la caída del Muro de Berlín. Todo un acontecimiento que cambió la historia contemporánea. Y Alemania, el país más rico del mundo, lo ha celebrado por todo lo alto. Naturalmente. Laboriosos, disciplinados, eficaces los alemanes han sabido construir una Alemania dividida en una Alemania fuerte y poderosa que parece estar de espaldas a los países más necesitados. Los demás países como corifeos de este invento que se llama la Comunidad Europea también se han sumado a la celebración.

Es fácil celebrar un muro derribado. Y más cuando ello ha permitido que Alemania se erija en el líder de la economía europea y mundial, donde se refugia el liberalismo económico más atroz.


A mí me gustaría celebrar la caída de otros muros construidos -algunos sin ladrillos ni cemento- que también hay que derribar y que parece no interesar a las grandes poderosos de la Tierra. Muro que frena los sueños de los inmigrantes en Ceuta y en Melilla. El muro que está separando cada vez más a catalanes del resto de los españoles. El muro que divide a judíos y palestinos (éste bien material), en Israel como podéis ver en la foto que yo tomé hace ya cuatro ó cinco años. ¿Hasta cuándo?

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