domingo, 31 de mayo de 2015

La fiesta de los curas



El jueves pasado, los curas de Valencia celebramos la fiesta de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, una fiesta que "inventó" y promovió un arzobispo muy devoto y espiritual, D. José María García Lahiguera, que fue además el obispo que a mí me ordenó allá en 1971.  El evento fue en el seminario de Moncada, donde la mayorida nosotros los curas nos formamos y estudiamos para ser después ser ordenados presbíteros. Cada vez que allí acudo tengo la sensación de regresar de nuevo al hogar.

Es una fiesta entrañable para nosotros los sacerdotes y allí en el familiar edificio de Moncada nos encontramos gran parte del presbiterio de Valencia. Nos vemos lo condiscípulos, los viejos amigos de antiguos tiempos, los compañeros de las parroquias adyacentes donde otrora ejercimos el cargo pastoral.

Así que el jueves pasado nos encontramos allí un montón de sacerdotes. (¿Cuántos seríamos? ¿Trescientos ó cuatrocientos?). Hubo la misma alegría y contento que otros años, aunque esta vez se notaron muchas ausencias. La asistencia masiva a este acto (al igual que la Misa Crismal del Miércoles Santo) suele ser un baremo del estado "espiritual, psicológico y anímico "del clero de la diócesis. Indica tal vez nivel de ilusión y expectativas, a la vez que sentido de comunión con nuestros obispos.


Junto al homenaje a los sacerdotes que celebraban sus bodas de plata y de oro, con breves discursos de los homenajeados (uno de los parlamentos lamentablemente inadecuado también un hubo información sobre algunos documentos recientes que se expusieron con el mismo sonsonete aburrido como están escritos. Después se celebró una solemne, litúrgica y hierática  Eucaristía. Y todo terminó con una gran comida de fraternidad servida en uno de los amplios claustros del patio interior del seminario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario