No todo van a ser penas y alegrías en estos días aciagos que andamos
conmovidos por los hechos terribles sucedidos en París. También hay momentos de
gozo y esperanza, de risas y parabienes, como los que tuvimos el sábado pasado
al celebrar la fiesta del 60 cumpleaños de mi amigo Jesús Quinzá.
Nos juntamos un montón de amigos a su alrededor para celebrar su
cumpledécadas y recordar todos cómo
"pasa la vida..., tan callando". Es verdad que sesenta tacos no es
edad muy juvenil, pero tampoco es para dolerse: es la edad mejor para disfrutar
de la vida pasada, y saborear la presente (¡siempre que uno se cuide!).
Así que aquí me lo tenéis, honrando mi compañía, convertido en un auténtico punki (que él es
algo antisistema, como si fuera un “Leningrad’s
cowboy" de la película de Kaurismaki) y con ganas renovadas de hollar nuevas
cumbres, y descender hasta profundos valles, que es su pasión.
Gracias por tu amistad, Jesús, y "Ad multos annos!".
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